Durante un viaje a Dubái, desde Sidney, James Andrew Bassos, diseñador de interiores, dijo que tuvo que contorsionarse en el vuelo de la aerolínea Etihad, debido a que un obeso que ocupaba el asiento contiguo empezó a invadir su espacio, además “tosía constantemente y expulsaba fluidos por su boca”.
Así que para no tener contacto con dicha persona, James tuvo que moverse constantemente ¡en un vuelo que duraba 14 horas!
Luego de 5 horas de incomodidad, James solicitó que lo cambiaran de asiento, a lo que la tripulación se negó. Media hora después volvió a pedir el cambio, y esta vez le asignaron un asiento de la tripulación para que ahí terminara el viaje.
Sin embargo, parece que el daño ya estaba hecho, pues James manifestó dolores en la espalda debido a los movimientos que tuvo que realizar, por lo que demandó a Etihad por 227 mil dólares para cubrir los gastos médicos de la lesión.
La aerolínea señaló que es común el hecho de que hombres obesos viajen en sus aviones, pero que esto no es una condición para presentar lesiones por parte de quienes viajan en el asiento de al lado.
La corte ordenó una serie de estudios médicos para determinar si James tenía razón; sin embargo, el desenlace de esta historia cambió de rumbo, ya que algunos meses después de realizarse los exámenes, este hombre murió…
A los 39 años, James sufrió un infarto y falleció, mientras trabajaba en Dubái, donde había colocado su negocio de diseño, convirtiéndose en uno de los más importantes en esa zona.
Así, de esta manera la historia tuvo un final abrupto…