Aprender a decir no

Aprender a decir no

En muchas ocasiones, no sabemos decir que no y sucumbimos ante una petición; es difícil negarse, porque si lo hacemos nos sentimos egoístas y tenemos miedo de que la otra persona se disguste, nos critique y nos dé de lado, pero a veces hay que saber decir no para ganar el respeto de uno mismo y de los que nos rodean.
Es importante entender que la capacidad de decir no está estrechamente relacionada con la autoestima, por lo que las personas que tienen una baja autoestima y poca confianza en sí mismos, se sienten nerviosos por los demás y tienden a aceptar las peticiones.
Tal vez sea debido a unos padres prepotentes, a la educación ofrecida basada en que se debe de ser obediente y servicial, `por lo que su autoestima puede haber llegado a depender de las cosas que haces para otras personas; es un círculo vicioso en el que las personas que te rodean esperan que siempre cumplas sus deseos.
Ser incapaz de decir que no puede hacer que te muestres estresado, irritable y sin energía, por lo cuales necesario que evalúes la situación dos veces antes de aceptar.
decir-no

CONSEJOS PARA DECIR NO


– Utiliza respuestas simples, de forma firme y directa; recuerda que no estás pidiendo permiso para decir que no. No inventes excusas y da tus razones para no aceptar.
– Pìensa en tu tiempo libre, y después de haberlo hecho, sé capaz de decir no con mayor confianza.
– No te comprometas si no puedes, sólo hazlo si estás de acuerdo con la petición, o te sientes capaz de hacerlo; puedes sugerir otras alternativas, pero en ningún caso te comprometas, si no puedes.
– Recuerda siempre que la negativa es independiente del rechazo; si rechazas la petición, no quiere decir que lo hagas con una persona. Hay tanto derecho a decir no, como a pedir el favor.
– No te sientas culpable por decir no a tus hijos, porque ellos deben de oír esa respuesta de vez en cuando para que desarrollen un sentido de auto control y se puedan establecer límites.
– Sé fiel a ti mismo sobre lo que realmente quieres.
Ten en cuenta que la expresión de tus propios deseos requiere un primer lugar; si tratas de complacer siempre a todo el mundo, dejas una puerta abierta a que las personas se aprovechen de ti, aunque a veces deberás de hacer ciertas concesiones y aceptar, no pasa nada por eso.

No es No


“No” es “No”,
y hay una forma de decirlo:
No.
Sin admiración,
ni interrogantes,
ni puntos suspensivos.
“No”
se dice de una sola manera.
Es corto, rápido,
monocorde,
sobrio y escueto.
No.
Se dice de una sola vez.
No.
Con la misma entonación.
No.
Como un disco rayado.
No.
Un “No” que necesita
de una larga caminata o
una reflexión en el jardín,
no es “No”.
Un “No” que necesita
justificaciones y explicaciones,
no es “No”.
“No”
tiene la brevedad de un segundo.
Es un “No” para el otro,
porque ya lo fue para uno mismo.
“No” no deja puertas abiertas,
ni entrampa con esperanzas,
ni puede dejar de ser “No”,
aunque el otro y el mundo
se pongan de cabeza.
“No” es el último acto de dignidad.
“No” es el fin de un libro sin más
capítulos ni segundas partes.
“No”
no se dice por carta,
ni se dice con silencios,
ni en voz baja,
ni gritando,
ni con la cabeza gacha,
ni mirando hacia otro lado,
ni con símbolos devueltos,
ni con pena y mucho menos
con satisfacción.
“No” es “No” porque no.
Cuando el “No” es “No”,
se puede mirar a los ojos, y el “No”
se descolgará naturalmente de
los labios.
La voz del “No” no es trémula,
ni vacilante,
ni agresiva, y no deja
duda alguna.
Ese “No” no es
una negación del pasado:
es una corrección al futuro.
 
Y solo quien sabe decir “No”
puede decir “Si”.

Hugo Filkenstein

Únete a Sonrie para Vivir Mejor!