La llamada vino de un supervisor del hospital a Emily, una madre de dos hijos que trabajaba recibiendo niños abandonados hasta que puedan ser reubicados en algún otro lugar. “Tenemos una chica de tres años, su madre recibió un disparo y difícilmente pasará la noche. Violencia doméstica, su padre está en la cárcel y necesitamos que la venga a buscar. ¿Podría hacerlo?”. “Claro”, contestó ella.
Aquí ella cuenta su experiencia con respecto a otros eventos similares:
“La llamada vino de un oficial de policía. Decía que tenían un chico de cuatro años abandonado y que no sabían qué hacer con él. Llegué a buscarlo y estaba orinado entero, temblaba del frío y del pánico, y yo no supe hacer más que llevarlo conmigo. Así mismo, recibo decenas de llamadas al año en busca de ayuda y siempre digo Sí.
La gente me pregunta por qué lo hago, ¿No desgasta? ¿Tienes realmente el tiempo y las posibilidades para recibir niños que ni conoces en tu casa cada vez que lo necesiten? Y claro, no lo tengo, pero hay algo en mí que me hace sentir lo que sienten ellos cuando los veo abandonados, tristes, solos. Lo veo a través de sus ojos y me conmueve, me toca el alma. No puedo decir No.
Digo que sí porque estos niños no tienen dónde más quedarse. La gente habla tanto sobre adoptar animales de la calle para llevarlos a sus casas y cuidarlos. Yo me pregunto ¿No debería ser lo mismo con los niños? Entonces me molesta. Es doloroso despedirse de los chicos cuando finalmente han encontrado un lugar estable donde vivir, no voy a decir que es fácil, no voy a decir que no me cuesta y que no hay veces en las que quiera tirar la toalla, pero algo más fuerte que me lleva a seguir haciéndolo.
La próxima que reciba una llamada, volveré a decir SÍ, y no porque sea una especie de ejemplo que seguir o algo así. Sino porque estos niños tienen que pasar por cosas difíciles y yo estoy dispuesta a pasarlas con ellos.
No podría olvidarlos, no podría contestar una llamada y decir “No” antes de colgar. No podría porque, cuando yo fui esa niña abandonada a los 2 años, hubo una persona que me salvó la vida;
Ella dijo “SÍ”