Fotografías que nos demuestran (una vez mas) que las mujeres están muy lejos de ser el sexo débil!

1Una mujer musulmana con su hiyab oculta la estrella amarilla de su vecina judía para protegerla de quienes la persiguen. Sarajevo, Antigua Yugoslavia, 1941
2Maud Wagner — La primera tatuadora reconocida de los Estados Unidos. 1907

3Sarla Thakral, la primera mujer que recibió la licencia de piloto en India. En la foto ella tiene 21 años. 1936.

4Kathrine Switzer fue la primera mujer que corrió en la Maratón de Boston. Lo hizo a pesar que los organizadores del evento trataron de detenerla

5Mujeres afganas en una tienda de discos de acetato en Kabul, antes de la llegada del régimen Taliban. 1960

6Annette Kellerman posa en el traje de baño por el que la arrestaron por indecente. 1907

7Fotografía de una mujer samurai (en japonés «Onna Bugeisha») instruída en artes marciales. Finales de los años 1800

8Leona N. King, primera mujer controladora de trafico vehicular. Washington, 1918

9Valentina Tereshkóva, la primera mujer en el espacio

10Anna Lee Fisher. La primera madre en el espacio. 1980

11Mujeres boxeando en el techo. Los Angeles, 1933

13Mujer sueca sobreviviente a la humllación de los campos de concentración golpéa con su cartera a un neo-nazi. 1985.

14Marina Ginestà. Periodista, interprete y militante comunista francesa. En esta foto ella tiene 17 años y fue tomada en Barcelona (ciudad que defendía) durante la Guerra Civil Española. 1936

15Tropa de «Brujas nocturas», grupo volador élite del ejercito rojo (soviético). Este comando de mujeres realizaba ataques nocturos a escuadrones y bases alemanas. Dicen que la Luftwaffe (fuerza aerea alemana durante la segunda guerra) otorgaba la Cruz de Hierro por derribar a al menos una de ellas. Así eran de ágiles.

16Hellen O’Neal, una de las primeras primeras mujeres que practicaron el skate board de manera profesional. 1976

17La piloto Amelia Earhart luego de cruzar el oceano Atlántico en su avion. 1928

18Margaret Bourke-White, Fotografa y documentarista estadounidense. En la foto está en el edificio Chrysler en Nueva York. 1934

19Recolectora de guisantes y madre de siete hijos durante el así llamado «Cuenco de Polvo» (Sequía y tormentas de polvo) en Norte America. 1936

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Mujer holandesa se niega a dejar a su esposo (soldado alemán) luego de que los soldados aliados lo llevaran preso. Ella fue con él al campo al que lo llevaron. 1944.

21Enfermera de la Cruz Roja escribe las últimas palabras de un herido de un soldado herido de muerte. 1917

22Dos mujeres en Toronto por primera vez no se tapan las piernas en la calle. 1937

23Mujeres afganas estudian medicina. 1962

24Trabajadora de la fabrica que ensamblaba el avión Lockheed P-38 Lightning, California, 1944.

25Nikita Klæstrup (a la izquierda) — Directora regional de «Juventudes Conservadoras», organización politica danesa

Papá, ¿cuánto ganas por hora?

Papi ¿cuánto ganas por hora?
Con voz tímida y ojos de admiración, un pequeño recibía así a su padre al término de su trabajo.

El padre dirigió un gesto severo al niño y repuso:

-Mira hijo, esos informes ni tu madre los conoce.
No me molestes estoy cansado.

-Pero Papá -insistía el pequeño- dime por favor cuánto ganas por hora.

La reacción fue menos severa, el padre sólo contestó:

-Ochocientos pesos por hora.

-Papi, ¿Me podrías prestar cuatrocientos pesos? -preguntó el pequeño.

El padre muy enojado y tratando con brusquedad al hijo, le dijo:
-Así que esa es la razón de saber cuánto gano. Vete a dormir y no me molestes, ¡muchacho aprovechado!

-Había caído la noche. El padre había meditado sobre lo sucedido y se sentía culpable: ¡tal vez su hijo necesitaba algo!

-En fin, como quería descargar su conciencia dolida, se asomó al cuarto del niño. Con voz baja preguntó:

-¿Duermes Hijo?

-Dime papá -respondió el niño.

-Aquí tienes el dinero que me pediste -respondió el padre.

-Gracias papá -contestó el pequeño y metiendo su manita bajo su almohada, sacó unos billetes y dijo:
Ahora ya completé, papi, ¡Tengo ochocientos pesos!
¿Me podrías vender una hora de tu tiempo para leerme un cuento?

Esta historia te explica perfectamente como gestionar nuestro tiempo.

Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia.
Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con rocas del tamaño de un puño y preguntó:

– ¿Cuantas rocas piensan que caben en el frasco?

Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter rocas hasta que llenó el frasco. Luego preguntó:

– ¿Está lleno?.

Todo el mundo lo miró y asintió.
Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las rocas grandes.
El experto sonrió con ironía y repitió:

– ¿Está lleno?.

Esta vez los oyentes dudaron:

– Tal vez no.

– ¡Bien!.

Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaron las rocas y la grava.

– ¿Está lleno? preguntó de nuevo.

– ¡No!, exclamaron los asistentes.

– Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.

– Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó.

Un alumno respondió:

– Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas.

– ¡No!,concluyó el experto:

– Lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las rocas grandes primero, nunca podrás colocarlas después.

¿CUALES SON LAS ROCAS GRANDES EN TU VIDA?.
¡TUS HIJOS, TUS AMIGOS, TUS SUEÑOS, TU SALUD, LA PERSONA AMADA!.
RECUERDA, PONLAS PRIMERO.

– El resto encontrará su lugar

El Juicio mas injusto o el mas justo? tú que opinas?

Cuenta una antigua leyenda, que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se procuró un «chivo expiatorio», para encubrir al culpable.
El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: ¡La horca!
El juez, también comprado, cuidó no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado:
-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino: Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras «culpable» e «inocente’».
«Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino».
Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: «CULPABLE».
Y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria.
El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados.
Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon… «pero, ¿qué hizo…?, ¿y ahora…?, ¿cómo vamos a saber el veredicto…?»
«Es muy sencillo, respondió el hombre… es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué».
Con un gran rencor disimulado, tuvieron que liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo…

Un simple pedido de una esposa a su marido…

Es importante que leas esta historia, sin importar si en este momento te encuentras en una relación sentimental o no.
Llegué a casa a la hora de la cena. ese día lo preparó mi mujer. Yo quería hablar con ella, lo que tenía que decirle era algo muy complejo, tomé aire y le dije «Necesito decirte algo»… Ella no me dijo nada y se fue hacia el refrigerador a sacar las bebidas. Una vez más vi el dolor en sus ojos.
Tenía que continuar hablándole de alguna manera y sin más le dije que debíamos divorciarnos.
Ella sólo me preguntó: «¿Por qué?» No pude responderle, y evadí la pregunta. Entonces ella se enojó mucho, se puso histérica y empezó a tirarme todo lo que tenía a mano. «No eres un hombre …» – me gritaba.
No había nada más de qué hablar. Me fui a la cama, no pude conciliar el sueño con rapidez y escuché que ella lloraba. Me era muy dificil explicarle qué había pasado con nuestro matrimonio, yo no sabía qué responderle. ¿Cómo decirle que no la amaba hace tiempo, que lo único que sentía por ella era lástima y que hace tiempo le había dado mi corazón a Carolina?
Al día siguiente preparé todos los documentos para el divorcio y la separeción de bienes. Le dejé la casa, el automóvil y el 30% de las acciones de mi negocio. Ella miró los papeles, en su cara se esbozó una leve sonrisa y me dijo que no quería nada de mí, luego empezó a llorar otra vez. También me sentí mal al pensar en los 10 años que estuvimos juntos, pero su reacción sólo reforzó mi deseo de separarme.
Ese día regresé tarde a casa, no comí nada y fui directo a la cama. Ella estaba sentada a la mesa y escribía algo. Me desperté a la mitad de la noche y ella aún estaba escribiendo.
Me dio igual lo que hacía porque ya no sentía ningún tipo de cercanía hacia ella.
En la mañana me dijo que ella tenía un par de condiciones para darme el divorcio. Insistió en guardar una buena relación en medida de lo posible, su argumento fue muy convincente: dentro de un mes nuestro hijo tendría los exámenes en la escuela y ella creía que una noticia así lo destruiría.
Me fue difícil refutarle, así que no lo hice. La segunda condición me pareció bastante tonta: ella quería que durante todo un mes yo la llevara desde el dormitorio hasta el cobertizo en mis brazos como recordatorio de cómo la había llevado a casa luego de nuestra boda.
No protesté, me daba igual. Al llegar al trabajo le conté acerca de las peticiones a Carolina, y ella respondió que todo era un intento miserable de mi esposa para manipularme y hacerme cambiar de opinión.
El primer día cuando llevé mi esposa en brazos hacia el cobertizo me sentí incómodo, para mi ella era alguien ajeno. Nuestro hijo nos vio y pegó un brinco diciendo «¡Mi papá lleva en brazos a mi mamá!» mi esposa me susurró «no le digas nada…». Puse a mi esposa en el suelo al llegar a la puerta de la entrada, de allí ella se fue caminando a la estación de autobús.
El segundo día todo salió un poco más natural. Me sorprendí en cierta medida al ver que ella tenía un par de canas y algunas arrugas insipientes. Ella le puso su alma a nuestro matrimonio ¿cómo podría yo agradecérselo?.
Al poco tiempo surgió entre nosotros una pequeña chispa, que creció cada día. Me sorprendí mucho más al notar que mi esposa se hacía más liviana cada día. No le dije nada a Carolina.
El último día cuando me preparaba a alzarla en mis brazos la encontré cerca al armario, se quejaba diciéndo que había adelgazado mucho últimamente. Y era cierto, ella estaba mucho más delgada que antes. ¿habría sido por lo de nuestra relación?
Nuestro hijo entró en la habitación y feliz preguntó cuándo iba a llevar a mi mamá en brazos hasta la puerta, para él ya era una tradición.
Yo la levanté y me sentí exáctamente igual al día de nuestra boda. Era increible: Ella me abrazó suavemente por el cuello. Lo único que me preocupaba era su peso.
Cuando puse a mi esposa en el suelo, agarré rápidamente las llaves del auto y llegué volando al trabajo. Al ver a Carolina le dije que ya no quería divorciarme y que el amor con mi esposa se había enfriado sólo porque habíamos dejado de prestarnos la debida atención. Carolina me dio una bofetada y se fue corriendo.
Yo estaba feliz porque pronto vería a mi esposa. Salí temprano de la oficina y me detuve en una tienda de flores, le compré el bouquet más bonito que encontré; cuando el vendedor me preguntó qué poner en la tarjeta le respondí «Para mi sería un honor llevarte cargada hasta el final».
Luego de sortear varios atascos en el tráfico, con el corazón latiéndo rápidamente, y una gran sonrisa llegué a casa, subí las escaleras y entré al dormitorio, mi esposa estaba en la cama. Estaba muerta.
Al poco tiempo me enteré que ella había luchado con valentía contra un cáncer durante los últimos meses y no me dijo nada, y yo ni cuenta me di por estar muy ocupado con Carolina.
Mi esposa era una mujer increíblemente sabia: para que yo no pareciera un monstruo ante mi hijo por el divorcio ella pensó en aquellas condiciones que inicialmente me parecieron tan tontas.
Espero que mi historia le ayude a alguien a luchar por su familia. Muchas personas se han rendido sin saber que están sólo a un paso de la victoria.