Test: ¿Qué hormona domina tu personalidad?

Hormonas que condicionan el comportamiento

  • Estrógenos: Determinan el ciclo menstrual, produciendo las células que forman el endometrio, la ovulación y las secreciones vaginales.
  • Adrenalina: Es denominada como la hormona del estrés, y es la que permite al organismo reaccionar en caso de urgencia.
  • Endorfinas: Estimulan el placer y tienen un efecto analgésico. Se segregan fundamentalmente al hacer ejercicio o al reírnos.
  • Melatonina: Regula tanto los ritmos biológicos como el sueño. Se segrega fundamentalmente durante la noche.
  • Testosterona: Las mujeres las secretan en pequeñas cantidades, aunque es la responsable de los rasgos masculinos.
  • Cortisol: Activa la producción de adrenalina y regula la respuesta del organismo ante el estrés. Eso sí, si sus niveles son muy bajos aparece desánimo y cansancio, pero si es elevado ansiedad, taquicardias y nerviosismo.
  • Catecolaminas: Son estimulantes que se segregan a las dos o tres horas aproximadamente de habernos levantado.
  • Progesterona: Interviene en la actividad del aparato genital y en el ciclo menstrual.
  • Tiroideas: Una cantidad demasiado elevada puede provocar ansiedad e incapacidad para relajarse, mientras que su escasez puede provocar depresión y fatiga crónica.
  • Oxitocina: Aumenta el grado de placer en las relaciones sexuales, la sensibilidad del aparato genital y el deseo.

¿Cuántas horas se necesitan dormir para tener una vida saludable?

Mantener unos buenos hábitos de sueño es vital para llevar una vida saludable, ya que un mal descanso puede afectar a la capacidad intelectual y al rendimiento, así como agravar o aumentar probabilidad de desarrollo de otro tipo de enfermedades, como como el Parkinson o el Alzheimer.

«Dormir es fundamental para nuestra salud física y mental y este sueño debe ser de calidad y con una duración adecuada», señala el doctor Carles Gaig Ventura, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN). «Por lo general, dedicamos pocas horas al descanso y además, son pocas las personas con problemas de sueño que buscan la ayuda de un profesional», explica para el portal 20minutos.

Horas de sueño dependiendo de la edad

Expertos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) recomiendan dormir entre 7 y 8 horas seguidas durante la noche, evitando hacer ejercicio al menos una hora antes de acostarse, así como el consumo de sustancias que afecten a la conciliación del sueño como las bebidas con cafeína o el alcohol.

En cambio, el doctor Gaig aclara que «las necesidades de sueño varían a lo largo de la vida, fundamentalmente en relación con la edad, pero también con factores genéticos y personales».
No obstante, la National Sleep Foundation recomienda:

  • 14-17 horas para los menores de 3 meses
  • 12-15 horas para los menores de 11 meses
  • 11-14 horas para los menores de dos años
  • 10-13 horas para los menores de 5 años
  • 9-11 horas para los menores de 13 años
  • 8-10 horas para los adolescentes
  • 7-9 horas para los adultos.

Para los mayores de 65 años se recomienda una duración de sueño diaria de 7-8 horas y, en todos los casos, lo ideal es mantener un horario de sueño regular con no más de dos horas de diferencia entre días de trabajo y días libre.

Test: Dime como tienes el pie y te revelaré tu personalidad oculta

En la antigüedad, los griegos tenían la idea de que el alma de una persona habitaba en los pies pero los árabes diferían de esto puesto que argumentaban que era la parte del cuerpo más maltratada ya que llegamos a dar hasta más de 10 millones de pasos.

Por si no lo sabías, los pies contienen la cuarta parte de todos los huesos que conforman el esqueleto, además de mantenernos en movimiento y ser nuestro sostén, también cumplen con la función de comunicar, si, aunque suene extraño, nuestros pies son capaces de revelar impaciencia, confusión, timidez e inseguridad. También los dedos de nuestros pies revelan mucho de nosotros. Para saber rasgos importantes de tu personalidad, debes observar con atención tus pies y enseguida localizar la imagen a la que tengan parecido y leer el contenido.

Opción #1

Si tu pie luce así, quiere decir que eres una persona que posee un espíritu aventurero y arriesgado. Eres un alma emprendedora a la que le gustan los riesgos. Tienes carisma y una increíble personalidad que encanta a todo mundo, es por eso que siempre estás rodeado de personas que te tienen verdadero afecto. Aun cuando no estás bien, das apoyo a aquellos que lo necesitan. Posees buen sentido del humor y siempre tratas de alentar a los demás. Los rasgos que ocultas de ti es que algunas situaciones te apenan o avergüenzan aunque todo mundo cree que eres demasiado extrovertido. Eres una persona autentica con mucha energía positiva.

Opción #2

Se le llama pies romanos a aquellos que muestran diferencia entre los tres primeros dedos y los dos restantes. Esto indica que eres una persona muy sociable y por naturaleza un líder nato. Te encanta la organización y eres muy perfeccionista. Eres una persona muy dinámica y creativa, siempre tienes una solución para cada situación. Por lo general las personas dependen de ti por tu manera de ser pues nunca te estancas con nada y siempre sabes cómo salir victorioso de cada batalla.

Opción #3

Las personas que tienen el dedo de en medio más largo que el resto, se considera que tiene pies egipcios, lo que quiere decir que eres una persona con una gran imaginación, muy creativa y emprendedora. Tus habilidades dejan impactado a todo mundo, vas de proyecto en proyecto siempre asombrando a los demás. No te gusta seguir patrones, por lo general sigues siempre a tu instinto. Sobresales en todo aquello que te gusta y es de tu interés  pero cuando algo te suelen imponer aunque tratas de poner empeño para que salga bien, no siempre resulta.

Opción #4

Si como en el anterior, tu dedo gordo sobresale de los demás pero estos forman una línea recta, quiere decir que eres experto en escuchar y aconsejar a los demás. Tus amigos siempre recurren a ti pues prestas atención a lo que los demás dicen, además de que siempre estás dispuesto a apoyar y ayudar. Valoras a las personas por lo que son y no por lo que tienen, siempre tratas de ver el lado bueno de ellos y de las cosas. Cuando emites tu opinión buscas el no herir a nadie, siempre estás al pendiente de cómo se sienten los demás pero deberías pensar un poco más en ti mismo. Eres una persona sensible y romántica, vives enamorada de la vida.

Si acertó, no olvides apoyarnos con un like y deja tu opinión en los comentarios.

¿Ves lo increíble que es saber más sobre tu personalidad con la simpleforma de tus pies?

Test: ¿Tienes la personalidad de un psicópata?

¿Cómo de perversa es tu mente? Descúbrelo haciendo este test

 

 

 NOTA IMPORTANTE:

Algunos de nuestros usuarios han reportado problemas con el resultado de los TEST, esto es debido a los bloqueadores de publicidad, si te sucede a ti simplemente desactiva dichos bloqueadores y se solucionara el problema

Homeopatía: ¿engaño o medicina?

Corren malos tiempos para la homeopatía.
Hace unos meses, Australia impuso la retirada de los productos de medicina alternativa de las farmacias y Estados Unidos anunció la obligación de comercializarlos con la advertencia de que no son medicamentos.

¿Medicina? Definitivamente, no. Ambas tuvieron un origen común hace tres siglos, pero hoy los métodos pseudocientíficos se acercan más a la superstición que a la curación.

En 2015, un niño murió en Italia porque sufría otitis y se le trató con los métodos de esta pseudociencia.
Hay lectores que pueden sorprenderse al leer estas noticias porque aparenta ser un tratamiento seguro. De hecho, hay facultativos que se anuncian como homeópatas. En Madrid existe un hospital que se rige por la filosofía de este dudoso sistema curativo. Incluso hay universidades que ofrecen másteres en esta disciplina. Y por supuesto, en muchas farmacias encontrará este rótulo en letras grandes.

La realidad es que la homeopatía es a la medicina lo que la astrología a la astronomía o la alquimia a la química.

Todas tuvieron un origen común hace tiempo, pero la medicina es una ciencia y la homeopatía sigue siendo una superstición. Surge de las ideas de Samuel Hahnemann. A finales del siglo XVIII ingirió una sobredosis de quinina como experimento para cuestionar los postulados del libro del médico escocés William Cullen que estaba traduciendo. Esto le produjo unos síntomas que asoció con la malaria.

A partir de ahí desarrolló los postulados de que lo similar cura lo similar y que cuanto más diluido esté un principio activo es más potente. Ninguna de estas ideas era correcta. Para em­pe­zar, los síntomas de un envenenamiento por malaria no son los que él describía, por lo que posiblemente lo que sufrió fue algún tipo de alergia. Lo similar no cura lo similar.

La mejor prueba es que el dolor no es como una amapola, pero de esta planta se extraen potentes analgésicos.
Tampoco algo es más potente cuanto más diluido, y lo puede comprobar cualquiera que le eche agua al whisky.
Sin embargo, en su momento, la propuesta de Hahnemann podía tener sentido. En aquella época anterior a los ensayos clínicos, la medicina “oficial” utilizaba terapias agresivas y sin ninguna eficacia como lavativas, sangrados, inducir vómitos o administrar productos tóxicos como el arsénico, el mercurio y el plomo. Era más probable que el paciente se muriera por el tratamiento que por la propia enfermedad. En ese contexto, un método basado en dar agua o pastillas de azúcar, es decir, en no hacer nada, evitaba el daño que provocaba la propia medicina, y los resultados, para afecciones que podían curarse solas, eran muy satisfactorios. Por eso triunfó hace 200 años.

No obstante, en dos siglos la ciencia ha avanzado mucho. La aplicación del ensayo clínico ha conseguido logros como la vacunación o los antibióticos, además de fármacos efectivos contra muchas afecciones que en tiempos de Hahnemann eran mortales y que hoy se consideran problemas menores. ¿Y qué ha hecho la homeopatía en este tiempo? ¿Alguien conoce algún tratamiento pseudocientífico que haya desplazado a alguna medicación convencional? Ninguno. Y no será porque no se ha probado. Se han hecho cientos de experimentos para ver si tiene algún tipo de efectividad. De momento, sin éxito.
¿Y por qué se vende en farmacias? La homeopatía se beneficia de una excepción de la ley del medicamento según la cual para venderse no tiene que demostrar que es efectiva sino que es inocua, algo que no tiene problema en superar puesto que es agua y azúcar.
Hace unos años se planteó una regularización, pero acabó en el limbo y ahora mismo los productos homeopáticos viven en un vacío legal. Por lo tanto, esta disciplina pseudocientífica pudo tener sentido hace 200 años, pero en la actualidad es como esas series que se alargan demasiado, una broma pesada de la medicina.

Y si alguien quiere hacer un sencillo experimento sobre su efectividad, la próxima vez que vaya al dentista que pida un anestésico homeopático. A ver si siente dolor o no.

El mito de la pseudociencia

Los productos homeopáticos son prácticamente agua.
En los preparados se utiliza la nomenclatura CH (centesimal hahnemanniana) para indicar las veces que se ha diluido el producto original.
1 CH implica que se ha diluido una parte de tintura en 99 de agua.
2 CH, una parte en 9999 de agua. Es decir, las disoluciones que aplican están fuera de toda lógica científica.
Hay especialidades homeopáticas de 30 y 40 CH que equivalen a disolver una molécula en una esfera de agua del tamaño del sistema solar o del universo, es decir, no hay nada, solo agua. Los homeópatas argumentan que el agua retiene la memoria de lo que ha disuelto y eso explica su efectividad.
El misterio es cómo consiguen que recuerde solo lo que el pseudocientífico quiere que recuerde y olvide lo demás.

 

Artúculo publicado en EL PAÍS

Test: ¿Cuanto sabes del lenguaje escrito?

En castellano hay muchas palabras que suenan igual, se escriben diferente y significan muchas cosas ¿Eres capaz de seleccionar la opción correcta?

Así es la vida en Venezuela: 3 desgarradores relatos

El drama de sobrevivir en Venezuela
-entre hambre, frustración y culpa-
en medio de una crisis humanitaria cuyas cifras tienen rostro, nombre y apellido.
Dios se hace presente, la mayor de las veces en silencio, en ocasiones con rostro de mujer


Decidí darme un lujo y comprarme un Sunday en McDonalds. Primero, me dieron mi helado de mala gana.
No supe por qué.
Apenas agarré el helado, ya habiendo hecho el pago, no pasaron ni diez segundos cuando salió una señora de no más de cuarenta años a pedirme que le diera un poco.
Yo no lo había probado… y ya me estaban pidiendo.
Seguí caminando mientras decía que no con mi cabeza”.

“Dos minutos después, aún en mi caminata hacia el Metro para tomar la estación rumbo al trabajo, me siguió un niño.
Se comportó agresivo e incluso violento.
Se puso a mi lado y me pidió una vez más.

Le dije que no, pero esta vez me dolió internamente. ¡Y mucho! De pronto pensé que tal vez ese niño llevaba meses -o años- sin probar siquiera una galleta”.

“Pero seguí adelante, sintiendo una rara mezcla de culpa y rabia porque mi helado parecía poner en mí algún tipo de faro, desnudando por instantes una pobreza nunca vista en esta rica nación petrolera”.

 

“Con la mitad de mi helado encima, ya estaba llegando a la estación del tren cuando pasé junto a dos hombres de algo más de veinte años. Estaban con unos bolsos, sentados cerca de los asientos de concretos en el Boulevard de Sabana Grande”.

 

“Los vi y noté que me miraban también ellos a mí. Inmediatamente después de pasarlos, sentí que alguien me seguía. Apuré el paso. Y en menos de lo que pudiese reaccionar, uno de los tipos me agarró el vaso de helado y salió corriendo. Yo tenía sujetado el vaso con fuerza; así que el helado acabó desparramado en el piso, y aquel hombre llevándose una pequeña parte del contenido original, mientras corría con su ‘botín’ calle abajo por el boulevard”.

 

“Un estúpido helado que me costó 200 mil bolívares (1 dólar, de los 4 que se obtienen por un mes de trabajo como salario mínimo). Dinero que fácilmente pude haber invertido en frutas, pero que decidí gastar en un simple helado para olvidar el estrés de la universidad y este país arrebatado por un tipo que capaz tiene mi edad”.

 

“Lo vi, maldije con rabia, mientras se me bajaban las lágrimas de la impotencia. Las personas se quedaron mirándome, como si yo fuera un loco. Respiré hondo, bajé la cabeza y seguí mi viaje. ¡Volvieron mi país un basurero!, dije cargado de rabia y frustración”.

Así lo explicaba un venezolano en un testimonio publicado originalmente en Reddit.

Apenas media cuadra delante de donde ocurría el episodio estaba una jovencita haciendo cola para comprar pan (2 por persona, según el cartel) en una panadería que, por casualidad, estaba vendiendo el preciado alimento en Caracas.

Había unas 15 personas, casi todos jóvenes, adquiriendo las piezas. La mayoría eran damas. No se sabe de qué hablaban, pero mostraban malestar porque debían pagar en efectivo, algo que tampoco se consigue en la nación sudamericana. Esta es su historia:

 

“Estaba saliendo de hacer cola para comprar pan en la panadería y cuando salí de allí para caminar hacia el edificio donde vivo, un señor pasó corriendo, me empujó y me arrancó la bolsa con los panes. No me quitó nada más. Solamente tomó los panes y salió corriendo”.

“Ahora preguntó -dijo la jovencita: ¿¡A qué nivel hemos llegado para que nos estemos robando la comida!?” Hubo una segunda indignación, dijo:
Lo más triste, lamentable y vergonzoso es que la gente de la panadería vio lo que ocurrió, pero se negó a venderme panes otra vez”.
Venezuela, ¡Cuándo llegamos a esto!”.

 

En la misma esquina, junto a un puesto de perrocalientes estaba un muchacho, de poco más de quince años. Lucía sano, aunque particularmente delgado. Estaba descalzo, vistiendo un intento de ropa, particularmente sucia y desgarrada. Estaba cerca del cesto de basura, en silencio, como esperando…

De pronto, una de las personas que comía su hamburguesa lanzó al pote unas servilletas estrujadas. Y antes de que lograra tocar el bote, aquel jovencito la rescató mientras luchaba con un perro por ella. La tomó y lamió algo de lo que al parecer quedaba entre unos restos que difícilmente podrían llamarse comida.

Se le acercó una señora. Lo miró fijamente hasta quedar a unos cincuenta centímetros junto a él. Lo escudriñó con la mirada en un intento por comprobar si efectivamente estaba “comiendo de la basura”.

Aquel muchacho parecía no notar su presencia. Hurgaba en la basura buscando qué comer.

La dama, humilde pero impecable y claramente educada, alargó su brazo y le ofreció una pequeña bolsa. Acarició con temor y ternura su cabello mientras le entregaba aquella cosa. Se adivinaba una vianda desechable no se sabe con qué.

El muchacho levantó la cabeza, pero no la mirada, tomó la bolsa y se fue retrocediendo lentamente, sin levantar nunca la mirada. Entre los dientes y con visible pena, alcanzó a decir: ¡Gracias!

Se sentó en unas escaleras, acurrucado y abrió la bolsa. Había en ella una porción de pollo que aún humeaba. Envuelto en lágrimas ya no supo a quién agradecer, pues aquella dama ya se había marchado.

 

Tres historias, una realidad… La Venezuela alguna vez rica en la que abundan el hambre y la rabia, pero también la solidaridad.

Antidepresivos: el secreto mejor guardado de la industria farmacéutica

En julio de 2016, un estudio de la Universidad de Oxford a gran escala decidió comprobar la eficiencia de administrar antidepresivos en niños y adolescentes diagnosticados con distintos grados de depresión. Para eso, recurrieron a la examinación de más de cinco mil personas y una amplia gama de tratamientos existentes en el mercado y recetados cotidianamente por los especialistas de la salud.

El resultado de la exhaustiva investigación fue un golpe frontal para una industria multimillonaria, en manos de quien se deposita nada menos que la salud de más de 80 millones de usuarios de estos fármacos: los antidepresivos no aportan ningún beneficio para los pacientes y su uso no demuestra cambios significativos para tratar la depresión.
Solamente uno de los catorce tratamientos estudiados demostró ser apenas más efectivo que un placebo y su efecto de acción se reduce únicamente a personas «extremadamente deprimidas», mientras que en adolescentes y menores no surge efecto su aplicación.

El resultado de esta investigación llegó a una conclusión similar a la de una previa realizada en 2008 a cargo de la Universidad de Hull, que comparó 47 pruebas clínicas utilizadas como argumento ante la FDA (Administración de Alimentos y Fármacos de los Estados Unidos) y otros organismos encargados de la aprobación de fármacos en el mundo para solicitar la licencia de algunos de los antidepresivos más recetados y conocidos en el mercado.

La polémica se instaló entre los especialistas de la salud cuando se comprobó que estas drogas producen una leve mejoría de apenas dos puntos porcentuales en la escala de valoración de Hamilton (una prueba que trata de medir el nivel de depresión de un individuo diagnosticado), una cifra que, según los estándares internacionales, no puede ser considerada como mejoría clínica comprobada.

A partir de estos datos, toma fuerza una pregunta obligada ante la popularidad de estos medicamentos en el mundo occidental y lo cotidiano de su uso: ¿realmente necesitamos de los antidepresivos para ser felices?

 

Más de 350 millones de personas alrededor del mundo sufren de depresión, una más de la larga lista de epidemias occidentales del siglo XXI. Los cuadros depresivos y sus síntomas pueden acarrear estragos que afectan directamente en la calidad de vida y salud de los individuos que la sufren, toda vez que se enfrentan a un círculo que parece no tener fin.

Estos medicamentos son conocidos como inhibidores selectivos de la reabsorción de serotonina y, en teoría, aumentan los niveles de serotonina, un poderoso neurotransmisor que está relacionado con el sueño, el control de las emociones y el estado de ánimo, ampliamente identificada como «la hormona de la felicidad».

A partir de su auge en la década de los 90, fueron presentados al público como inofensivos y con menos reacciones secundarias que sus predecesores; sin embargo, lo cierto es que en ocasiones la solución puede resultar tanto o más peligrosa que la depresión misma. Los efectos secundarios ocasionados por el uso constante de antidepresivos van desde las náuseas, ataques de ansiedad, insomnio y hasta un riesgoso aumento de pensamientos suicidas, según el estudio de 2016.

El problema de la medicación exagerada de antidepresivos no se reduce a los adultos, también es una realidad en pacientes adolescentes e infantiles. Este tipo de fármacos son recetados cada vez con mayor frecuencia sin un control sobre su uso, pues algunos médicos especializados suelen recomendarlos indiscriminadamente para afrontar circunstancias adversas de la vida y momentos complicados.

Ante este panorama, no sólo está en juego la solvencia y credibilidad de una industria farmacéutica que tiene más poder que nunca sobre los tratamientos alrededor del mundo y que en diversas ocasiones prefiere mantener en secreto los resultados y efectos de sus medicamentos, aun cuando se trata de un tema de interés público. También de ella depende la salud de millones de personas, cuya mejor terapia podría iniciar repensando el estilo de vida occidental a partir de conceptos tan generales como la relación entre salud-enfermedad, la obsesión por estar felices todo el tiempo y, sobre todo, los efectos psicológicos de una vida gris y monótona que obliga a la mayoría de las personas a repetir una cansada rutina día tras día.

Test: ¿Qué es lo que viste primero?

Los test pueden ser aplicados en distintas áreas, estos son herramientas psicológicas muy útiles que pueden ayudar a descubrir más no sólo sobre nosotros mismos sino también sobre otras personas. Además de ayudarnos a conocernos mejor, también nos ayudan a enfrentar miedos e incluso nos dice rasgos o áreas que podemos mejorar en nuestra persona.

En algunos lugares se les ha dado mucha importancia, tales como en las academias de policía o de aviación, incluso en la mayoría de las empresas privadas, ya que estos pueden definir la personalidad de una persona.

Es por eso que en esta ocasión te traemos un test que te ayudará a descubrir qué tipo de persona eres según lo que observes en la siguiente imagen. Observa con atención…

¿Qué es lo primero que ves?

Si lo primero que observaste fue…

La luna creciente:

 Si lo primero que captó tu atención fue la luna, quiere decir que eres una persona simpática, divertida y muy ingeniosa, alguien muy fácil de tratar que rápidamente hace amistades, a las personas les gustan pasar tiempo contigo pues este siempre suele ser de calidad.

Te gusta levantarle el ánimo a los demás y te caracterizas por ser siempre el alma de la fiesta sin importar donde te encuentres. Eres alguien que sabe lo que quiere y con muchos planes a futuro pero también alguien aventurero y arriesgado que no desaprovecha ninguna oportunidad.

¡Lucha por conseguir todo lo que has planeado, te mereces todo el éxito anhelado!

Una persona en la colina:

Si lo primero que descubriste en la imagen fue una persona de pie en la colina, significa que eres muy realista. Siempre buscas superarte, persigues tus sueños y los llevas a cabo al igual que tus obligaciones. Sin embargo, a veces no te permites volar demasiado alto pues temes a una realidad distinta a la que deseas y decepcionarte. Recuerda que la vida está hecha no sólo para triunfar sino también para fracasar, el que no fracasa no aprende ni vive.

La primera impresión que das a las personas es el ser un poco arrogante, pero conforme pasa el tiempo se dan cuenta que eres alguien muy sencillo en quien pueden confiar. Sería bueno que te des la oportunidad de confiar también tu en las personas, no te cierres tanto, puedes estarte perdiendo de personas maravillosas que quieren ser parte de tu vida.

¡Deja que la vida te sorprenda de vez en cuando y disfrútala!

La cara de una mujer:

Si lo primero que miraste fue una mujer, significa que eres una persona muy intuitiva con la capacidad de saber lo que sienten las personas, lo cual favorece tus decisiones y los consejos que otorgas a los demás. A veces te preocupas demasiado por los demás, te tomas sus problemas como propios y eso hace que te descuides y no te dediques el tiempo que te mereces. Relájate y aconseja sólo aquel que te lo pide, lo haces de buena fe pero recuerda que todos debemos tomar nuestras propias decisiones.

Aunque disfrutas pasar el tiempo con tu familia y amigos, también la pasas muy bien estando en soledad, aunque el tiempo para ti misma sea mínimo. Te cuesta el enfocarte exclusivamente en ti pero recuerda que a veces es necesario ser un poquito egoístas.

¡Disfrútate, conócete y dedícate más tiempo, recuerda que primero eres tú, después tú y al final tú!

¿Qué fue lo primero que observaste? ¿Te identificaste con el resultado obtenido? Etiqueta a tus amigos para que también lo realicen.