Su dueño, Mehmet Ilhan, de 79 años de edad, fue diagnosticado con cáncer y pasó sus últimos días en un hospital en Bursa, Turquía, mientras que su noble amigo pasaba los peores días de su vida.
Ali, hijo de Mehmet, ha hecho varias declaraciones con respecto a la triste situación del estado de ánimo del perro.
“Cuando mi padre estuvo en el hospital durante sus últimos días, Cesur dejó de comer”
Finalmente, cuando el cuerpo del hombre fue entregado a su familia, Cesur nunca se apartó de su lado.
De hecho, el día de la sepultura, el can condujo la procesión fúnebre todo el camino, hasta llegar a la tumba de Mehmet.
De acuerdo con el hijo de Mehmet, Ali, siguió diciendo:
“Nadie podía tocarlo hasta que mi padre fue llevado a la tumba y fue enterrado”.
El hijo de Mehmet trajo al perro a casa, pero durante los últimos cinco días desde el funeral, Cesur continuó regresando a la tumba de su dueño.
“La gente que trabaja en el cementerio dice que lo primero que hace por la mañana es visitar la tumba de mi padre”.
El hijo de Mehmet juró hacer todo lo que estuviera en su poder para consolar a la la pobre mascota:
“Cesur siempre ha sido un animal noble. Él vivirá conmigo de ahora en adelante.”
De verdad que pobre perrito, lo bueno es que se quedó entre familia. Lo más seguro es que sea feliz y encuentre esperanza al lado del hijo del hombre que fue su mejor amigo.