Se dice que son dos mÃticos perros que acompañan y acechan a las personas por las noches; uno blanco que le protege y defiende de los malos espÃritus encarnados en el otro cadejo, el negro, que simboliza a la muerte misma y todo lo tenebroso.
Cuando en la comunidad de San Rafael Pacaya II, Guatemala, los pobladores comenzaron a notar que sus animales desaparecÃan para no ser encontrados sino hasta la mañana siguiente muertos y con heridas extrañas, la razón pareció clara: El Cadejo habÃa vuelto y estaba matando a su ganado.
Asustados por la presunta presencia del animal legendario en sus tierras se dispusieron a acabar con él. Fue asà que tomaron la decisión de darle caza y, al poco tiempo, sus esfuerzos parecieron dar frutos.
Encontraron a un extraño animal en lo profundo de la selva y le dieron muerte a golpes. Regresaron triunfantes con su victima al pueblo sólo para darse cuenta de la terrible realidad. Obviamente no se trataba del Cadejo ni de ningún otro animal fantástico, sino de un pequeño mamÃfero pariente de los mapaches llamado micodeón.
La justificación de los pobladores fue que nunca habÃan visto a un animal asÃ, y que su apariencia y los extraños sucesos les llevó a pensar que se trataba del terrible Cadejo.
He aquà la importancia de la educación; sólo un pueblo educado es un pueblo libre, libre de supersticiones y de creencias absurdas, la educación es la herramienta principal para el desarrollo y el progreso. No es justificación, pero hay que tomar en cuenta esto y ver el suceso desde todos sus ángulos antes de hacer juicios terribles contra esta gente.
Desafortunadamente la ignorancia de la gente terminó con la vida de un indefenso y hermoso animal que, obviamente, no era responsable de lo que sucedÃa en el pueblo.
Recuerda compartir esta historia para hacer conciencia de la importancia del cuidado de los seres vivos, pero también de la educación y el conocimiento como herramientas del desarrollo.