¿Por qué tantas naciones se disputan Jerusalén?

¿Por qué tantas naciones se disputan Jerusalén?

Jerusalén es considerada como una ciudad sagrada por los fieles de las tres grandes religiones monoteístas: judíos, cristianos y musulmanes. Paradójicamente, esto convirtió a Jerusalén en objeto de numerosas disputas que derivaron en reiteradas conquistas, reconquistas y sobre todo, muchas muertes.
Jerusalén está localizada en lo que conocemos hoy como el Estado de Israel, su nombre hebreo significa "Ciudad de Paz" y en árabe, "La Santa". Lamentablemente, las guerras ocurridas en ese territorio no le hacen honor a ninguno de sus nombres.
Es considerada una ciudad sagrada por las tres grandes religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam.
Para el judaísmo es allí donde el rey David estableció la capital del Reino de Israel y lugar de asentamiento del Arca de la Alianza, donde su hijo Salomón construyó el Templo, hacia donde deben dirigirse las plegarias.

Para los cristianos es allí donde predicó Jesús, fue crucificado y resucitó. Además, es también la tercera ciudad sagrada del islam, Para los musulmanes el profeta Mahoma subió al cielo, y hacia la que se orientaban al rezar, antes de pasar a hacerlo de cara a La Meca, en Arabia Saudita.

Entonces, la Knesset (el Parlamento israelí) aprobó una ley de protección a los lugares sagrados, en la que garantizaba el acceso a éstos por parte de los fieles de las distintas religiones.
La tolerancia hacia otras religiones monoteístas se acabó cuando el islam se convirtió en una religión de Estado más rígida bajo el califa Abdalmálik, quien construyó el Domo de la Roca encima de la base fundacional del templo judío.

Buscando la paz 


Cuando en 1947 la Asamblea General de la ONU aprobó la resolución 181 para la partición de Palestina en un Estado judío y otro árabe, se pensó en considerar a Jerusalén como una "entidad aparte", una ciudad internacional que sería administrada durante diez años por la ONU antes de realizar un referendum para definir su destino.
Para no tomar posición y buscando la paz del territorio, desde 1980, por recomendación de la ONU la mayoría de los países han tenido sus embajadas en Tel Aviv. Este mes, Donald Trump cumplió una promesa de su campaña: anunció la relocalización de la embajada de ese país a Jerusalén, desencadenando nuevamente un gran conflicto político-religioso.

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