Aunque eso intenta decirnos que aprovechemos nuestra vida y busquemos sólo lo que nos hace felices, también nos obliga a vivir con la presión de hacer siempre lo que nos mueva adelante, transformándonos en personas ansiosas y a veces depresivas que creen que nunca alcanzarán esa felicidad total.
Durante nuestra vida nos mentimos para sentirnos bien con lo que tenemos, lo que somos y lo que nunca llegamos a hacer.
Sin embargo, a veces es buena un poco de autocrítica, incluso en los buenos sentidos, para recordar que no somos perfectos y no debemos buscar esa perfección, que si el destino existe, no es un camino que se recorre en línea recta, sino que hay muchos atajos y desvíos antes de llegar al punto final.
¿Cuáles son esas cosas que creemos y en verdad no son tan así?
Si tuviera “X” ahora sería feliz
Biológicamente estamos diseñados para buscar más y nunca estar realmente satisfechos. Así pasa toda nuestra vida, de pequeños creemos que es terminar la primaria o la secundaria y alejarnos de esas personas que nos molestan. Después es encontrar el trabajo que queremos, viajar tanto como soñamos, casarnos o tener hijos.
Creemos que hay un punto máximo de felicidad que llega de la mano de esos eventos, pero si así fuera, el resto de la vida sería una decepcionante ida en picada. Necesitamos dejar de creer que algo nos hará felices y simplemente buscar la felicidad mientras nuestras metas y objetivos cambian.
Si tuviera más tiempo haría lo que de verdad quiero
Mientras sigamos creyendo el mantra de “el tiempo es dinero”, no dejaremos de atormentarnos con la forma en que lo administramos. Tal vez vemos nuestro pasado y nos recriminamos por haber perdido tantos días de nuestra adolescencia sin hacer algo provechoso, pero tal vez ahora vemos que nuestro tiempo se va completamente en trabajar y que si tenemos un poco de tiempo libre, no lo invertimos en nuestras pasiones o en las personas que queremos, simplemente buscamos cómo generar más y más dinero.
Si en realidad quieres hacer algo, lo haces y ya. No dejes que ilusiones y expectativas te impidan hacer lo que amas.
Necesito a alguien para ser feliz
La búsqueda eterna por el amor comienza desde antes de que lo sepamos, y aunque muchos quieren culpar a los cuentos y películas que amamos cuando somos pequeños, es mucho más complejo que eso. El sueño del príncipe azul o la idea de que necesitamos tener sexo para probar algo con nosotros y nuestros amigos es el primer paso en una serie de decepciones en las que el amor se disfraza de felicidad.
Claro que el amor te puede hacer feliz, pero no debemos creer que es la clave de la felicidad por más que nos lo digan. Tener una pareja ayuda muchísimo, pero mientras más entendamos que la felicidad debe surgir de uno mismo y no de la condición de estar con alguien más, las relaciones verdaderas mejorarán y la gente se hará menos daño.
Todo lo que me sucede es malo
Hay buenos y malos momentos en la vida. A veces podemos ser muy felices incluso cuando todo parece ir mal y otras veces la tristeza se apodera de nosotros cuando todo es perfecto. No debemos creer que nuestra vida es un completo desastre del que no hay escapatoria o que por fin tenemos la vida deseada que siempre quisimos.
Hay algo seguro en la vida y es el cambio, siempre estamos en constante movimiento y es mejor aceptarlo que negarlo. Si un día te sientes en el punto más bajo de tu vida, recuerda que es momentáneo y que las cosas cambiarán
Si digo o hago algo, los demás pensarán mal de mí
La triste realidad es que hay muchas personas que se dejan llevar exclusivamente por lo que otros dicen o esperan de ellos. Parece muy fácil negar eso, decir que nunca cambiarías tu vida por las expectativas de amigos o parejas, pero el poder de la familia en este sentido también es muy poderoso.
Hay gente que estudia algo por la presión de sus padres, que se queda con una pareja por lo que los demás esperan y que nunca se mueve de su ciudad por miedo a enojar a alguien más.
Debemos vivir de la mejor manera posible, fieles a nosotros mismos y sin miedo de fracasar, sólo así podremos entender que muchas veces lo que nos paraliza por años no es más que una nimiedad ante lo que realmente podemos alcanzar. Claro, nunca dejes de preocuparte por los demás, ayudar y apoyarte en ellos.