No sólo tiene que ver con la manera en la que nos sentimos cuando pensamos en nosotros mismos. También tiene que ver con nuestra capacidad de reacción ante las cosas que nos suceden.
Tomar control de nuestra propia vida y sentirnos satisfechos con ella nos permitirá alcanzar nuestros objetivos y sueños. Entender eso
1. Sé realista con tus objetivos
Soñar a lo grande es fantástico. Las grandes metas en la vida ayudan a que uno tenga motivos para levantarse todas las mañanas.
Sin embargo, ser realistas es importante. Puedes tener como objetivo llegar al escalón más alto de tu trabajo, pero tienes que ser consciente de que, antes, deberás pasar por todos los anteriores.
Si te planteas obtener objetivos inalcanzabes y, como cabe esperar con esos objetivos, no los alcanzas, sentirás que has fallado. En cambio, si te pones pequeñas metas a la vez, en el momento en que llegues a ellas te sentirás genial.
2. Haz cosas con sentido
Es normal que un mundo acelerado, lleno de presiones, hagamos muchas cosas por inercia. Simplemente porque son un ítem de la agenda que hay que cumplir.
Pero si quieres sentir que eres verdaderamente dueño de tu vida, debes empezar a preguntarte para qué haces lo que haces. Así, podrás enfocarte en aquellas cosas que realmente le aporten un sentido a tu vida.
3. No minimices tus logros
Cada vez que logres alcanzar un objetivo que te hayas propuesto, por pequeño que pueda parecer, siéntete orgulloso de él. Recuérdate que lo has logrado porque primero te lo has propuesto, y luego porque has trabajado por él.
Eso es mucho más que nada, y es muy importante.
Todo logro es un motivo de alegría, y no debes dejar de darles la importancia que tienen. Sino, nada de lo que hagas te parecerá suficiente.
4. No te compares
En el mundo de las redes sociales, todo el mundo comparte lo perfecta que es su vida. Puede ser una verdadera droga, el ver cómo a los demás les va fantástico mientras que a ti te va fatal.
Pero no te dejes engañar: todos sufrimos, todos tenemos inseguridades y fallamos a veces. No eres perfecto y nadie lo es, así que deja de compararte con los demás.
Enfócate en lo que tú quieres lograr, y en las herramientas que tienes para hacerlo. Los objetivos y las herramientas de los otros… ¡No son tu problema!
5. Piensa en el corto plazo
Es importante tener siempre un norte al cual apuntar, y el que tener como guía de nuestro camino. Pero no tiene sentido pensar sólo en el futuro lejano, sin preocuparnos por el aquí y ahora.
Si no piensas en el corto plazo, siempre sentirás que estás demasiado lejos de tus deseos, y eso no es bueno para tu autoestima.
Así que ponte pequeños desafíos inmediatos. ¿Qué puedes hacer mañana mismo que te haga bien y te acerque a tus metas? Pues ve y hazlo. Verás cómo tienes una sensación de realización que te hará sentir mucho mejor.
6. Controla el estrés y la ansiedad
Las altas dosis de estrés hacen que caigamos en un pozo anímico una vez pasado el momento. Es natural, y está relacionado con las hormonas que libera nuestro cuerpo cuando estamos sometidos a demasiada presión.
Por eso, intenta tomarte las cosas con calma. No importa qué tan importante sea ese trabajo, no es el fin del mundo. Hazlo, sí, pero mantén el foco claro y no te dejes aplastar por la ansiedad.
Verás que disfrutas mucho más el proceso, y te sientes mejor cuando lo terminas.
7. Enfócate en lo que te hace feliz
Puede parecer cliché, pero la mejor herramienta que tienes para mejorar tu autoestima es concentrarte por un momento en lo que verdaderamente te hace feliz. La sensación de no ser suficiente en general está ligada a las expectativas de los demás.
Es decir: te sientes mal porque crees que no cumples con las expectativas que crees que los demás esperan de ti.
En vez de pensar en qué es lo que quieres, te dedicas a ver qué quieren los demás de ti y, si no lo cumples, te desanimas.
Empieza a preguntarte qué esperas tú de ti mismo, y entonces, aplica los consejos anteriores. Pero siempre teniendo claro que el camino lo marcas tú mismo y tus deseos más íntimos.