«Esta tarde mi esposo se comportó de forma muy extraña, habíamos quedado en cenar juntos en nuestro restaurante favorito.
Todo el día estuve de compras con mis amigas y llegué un poco tarde al restaurante, pensé que seguramente fue eso lo que le molestó. La conversación no fluía y le propuse ir a un lugar más silencioso para que pudiesemos charlar con tranquilidad. Él estuvo de acuerdo pero aún así no habló mucho. Le pregunté qué ocurría y él me dijo que no era nada. Yo le pregunté si era yo la culpable de su falta de humor, él replicó que no le pasaba nada y que no había nada de qué preocuparse.
De camino a casa le dije que lo amaba, él sonrió y siguió conduciendo sin más. No puedo explicar su comportamiento, no puedo entender porqué no me respondió que me amaba también. Cuando llegamos a casa sentí que lo había perdido completamente, y que no quería nada más conmigo; él sólo se quedó sentado en el sofá, viendo televisión, con la mirada perdida. Un poco más tarde le dije que me iba a dormir, no me respondió.
15 minutos después él llego al dormitorio, yo sentía que algo le preocupaba y sus pensamientos estaban en otra parte. Él se quedó dormido pero yo no pude conciliar el sueño hasta la media noche. No sé qué hacer, yo sé que su mente está en otra parte, mi vida está a punto de caer al abismo...»
Un sms que él le envió a su mejor amigo:
«Hombre, aún no sé qué le pasa a la moto, el motor no se pone en marcha».