¿Tu sabes Por qué sentimos miedo?

¿Tu sabes Por qué sentimos miedo?

Todos los seres humanos sentimos miedo de alguna cosa. Estamos programados para activar instintivamente todas nuestras alertas y responder ante el peligro. Hasta ahí, el miedo es necesario y cumple una función evolutiva que nos ha salvado la vida como especie por muchos siglos. Pero, ¿por qué sufrimos de miedo irracional o fobias? En Sonrie Para Vivir Mejor lo averiguamos y queremos compartir esta curiosa información contigo.

Miedo por instinto


El miedo nació en nuestra especie como una respuesta que no permite mantenernos a salvo. Es el mismo tipo de respuesta que genera, por ejemplo, un animal cuando está frente a su depredador. El miedo lo alerta y activa sus instintos para huir o defenderse. De aquí nace, por ejemplo, el conocido miedo a las alturas: se trata simplemente de una respuesta natural de nuestro cuerpo que nos está alertando «aquí no estás a salvo, podrías caerte y morir». Sin embargo, en los seres humanos este mecanismo se complejiza debido a nuestra profunda y enredada psicología.

Miedo por trauma



Lo mismo sucede cuando nos es inculcado el miedo a algo. Si en nuestra educación temprana las personas en quienes más confiamos, mamá y papá, nos enseñan que hay que temer a determinadas cosas, lo aprenderemos como una verdad y sin necesidad de sufrir un trauma sentiremos miedo ante esas cosas. Este es entonces un miedo aprendido, asociado a alguna experiencia o enseñanza en donde respondemos ante un estímulo como si estuviéramos en peligro cuando no necesariamente lo estamos. Compartimos este tipo de miedo con otros mamíferos como los simios y los perros.

Fobia


Existe un tercer tipo de miedo en los seres humanos, la fobia. Este es tal vez el más extraño y complejo de los tres. Aquí el miedo es completamente irracional. Esto quiere decir que el objeto al que asociamos con peligro en realidad no atenta contra nuestra vida, se trata de una abstracción que hemos generado a nivel mental, que no podemos explicar pero nos genera estrés e incluso aversión obsesiva. Una posible explicación al origen de las fobias es que estas existen para encubrir algún trauma profundo o severo que no queremos recordar. Así, en lugar de temer al objeto, persona o situación que nos generó el trauma, asociamos el peligro a un elemento externo que vinculamos inconscientemente a la fuente original del trauma y comenzamos a temerle sin razón aparente.
Existe también la posibilidad de aprender cultural o socialmente a sentir fobia por algo. Este es el caso de los ratones o ratas, una fobia muy común en la cultura occidental que surge del «aprendizaje», de alguna manera nos contagiamos y aprendemos que las ratas son peligrosas y les tememos sin ningún fundamento lógico.
Esto es lo que le sucede a nuestro cuerpo y cerebro cada vez que sentimos cualquiera de los tres tipos de miedo mencioandos:

La buena noticia es que hasta los temores más arraigados y las fobias irracionales pueden desaparecer. Se trata, por un lado, de racionalizar la respuesta a un estímulo y relativizar nuestra reacción comprendiendo que se trata de una respuesta poco adecuada que nos impide sentirnos libres en algún aspecto de nuestras vidas; y por otro lado, de generar una nueva respuesta a ese estímulo. Volviendo al caso del ataque del perro, es posible que quien haya sufrido este trauma pueda, en primer lugar, hacer un trabajo consciente en donde no se asocie al perro con peligro y comprender que el suyo fue un caso aislado, y en segundo lugar, realizar una resensibilización que re-codifique en su cerebro al perro asociándolo a nuevos significados: cariño, amistad, juego...

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