La familia de Rachel es única, ya que seis hijos hoy en día suponen una hazaña difícil de conseguir, incluso es extraño. Casi nadie tiene hoy tantos hijos. Nosotros, estamos seguros de que se pueden aprender muchas cosas con ellos, dado que un padre integral es responsable de todo y no un sustituto temporal de la madre mientras ella no está, haciendo solo tareas de primera necesidad.
«Sabes, estaría muy bien si viviéramos en un mundo donde los hombres que «ayudan» a cuidar a los hijos no se subieran a un pedestal, un mundo en el que, para el padre, educar a los hijos formara parte de su vida diaria y no algo extraordinario.
Lo entiendo todo. La sociedad todavía está en el proceso del establecimiento de la igualdad de género. Las mujeres siguen luchando por su derecho a trabajar porque muchas quieren, además de casa e hijos, un trabajo. Tradicionalmente, los hombres cazaban y conseguían recursos y las mujeres mantenían el hogar y cuidaban de los hijos. Por eso, para los hombres, cuidar de sus descendientes es algo nuevo. Pero yo siento que estamos en el camino correcto.
Mi esposo y yo somos muy felices en nuestro matrimonio, pero desde las seis de la mañana hasta las cinco y media de la tarde, compartimos, entre nosotros, los deberes como padres. Cada uno es autosuficiente. Por supuesto, por las tardes y los fines de semana, pasamos todo el tiempo juntos. Ya entre semana, uno de nosotros siempre está con los niños. Me corresponde el turno de la mañana: preparo el desayuno, cocino lo que mis hijos necesitan para la escuela, los baño y visto, tres van al colegio y los demás de vuelta a casa donde divierto al más pequeño y leo libros para los mayores. Mi esposo me cambia el turno a las 12:30, cuando ellos ya duermen la siesta. Él juega con ellos, los lleva a pasear, invita a sus amigos a casa y los ayuda con los deberes del colegio. Es el padre el que se encarga de coordinar la agenda y procura que ellos hagan sus deberes y preparen para el día siguiente los recipientes en los que llevarán sus alimentos al colegio. El padre le da de comer al pequeño, le cambia los pañales y vigila que los demás recojan sus juguetes. Cuando termina su turno, cuando en casa todo está en orden, entonces, mi esposo prepara la cena.
Aunque valoro muchísimo todo lo que hace, no lo considero algo extraordinario. Justo eso significa ser padre.
Muchos se sorprenden de nuestros horarios. «Tienes mucha suerte con tu esposo... Te ayuda tanto....», dicen.
La decisión de tener seis hijos la tomamos juntos. Estoy segura de que tengo derecho a contar con su ayuda para, también, tener la posibilidad de trabajar.
Aunque hay un hecho que, a lo mejor, sí hace a mi marido extraordinario. Él entiende que, gracias a mi trabajo, me hice una mejor madre para mis hijos. Él aceptó eso y es feliz de seguir mis éxitos en mi profesión.
Pero cuando él está con los niños para que yo pueda encerrarme en la habitación y escribir unos cuantos artículos... no es una niñera. Cuando, una vez al mes, me voy y hablo con mis amigos del club de lectura tres horas seguidas sobre numerosos temas y él se queda con los niños... no es una niñera. Cuando prepara la cena o se va a pasear con el bebé, para que yo pueda dormir un poco más... no es un simple ayudante. Es un padre completo.
Los amigos, los abuelos, las niñeras... son ayudantes. Y el padre, un padre.
Me gustaría que todos lo entendieran".