Sonrie Para Vivir Mejor publica los 10 principios básicos que este destacado educador, escritor, médico y activista social aplicaba para educar a sus pequeños.
- Es equivocado pretender que tu hijo sea como tú o haga lo que quieres. Mejor ayúdale para que sea él mismo.
- No le exijas a tu hijo que te devuelva todo aquello que le has dado. Le diste la vida ¿Cómo puede agradecertela? Le dará la vida a otro, el otro a un tercero, se trata de una ley irreversible de agradecimiento.
- No descargues tus problemas sobre tu hijo para no comer el pan amargo cuando alcances la vejez. Aquello que siembras, recogerás.
- No trates sus problemas como si fueran cosas banales o pequeñas. La vida se da a cada uno según sus fuerzas y, créelo, para él la vida no es menos difícil que para ti y, a lo mejor, hasta más, porque carece de experiencia.
- No humilles a tu hijo.
- No olvides que los encuentros más importantes para una persona son los encuentros con sus hijos. Presta más atención a ellos, nunca podremos saber a quién encontraremos en un niño.
- No te tortures si no puedes hacer algo para tu hijo. Simplemente recuerda: Para el niño no está hecho lo suficiente sino todo lo posible.
- El niño no es un tirano que se apodera de toda nuestra vida, no sólo es fruto de la carne y la sangre. Es una taza preciosa que la vida te da para desarrollar en él el fuego creativo. Es el amor de sus padres, que no van a criar «su» niño y ya está, sino un alma concedida para protegerla.
- Sé capaz de amar a un niño ajeno, traído al mundo por otra persona. Nunca le hagas a este niño nada que no te gustaría que le hicieran al tuyo.
- Ama a tu hijo tal y como es, sin talento, sin suerte ni éxito, adulto, como sea. Comunícate con él, alégrate, porque un niño es esa alegría que todavía está contigo.
Janusz Korczak