Kate, la duquesa de Cambridge
William, el PrÃncipe de Gales, y Kate, una chica sencilla de una familia británica promedio, se conocieron en 2001 mientras estudiaban en la Universidad de St. Andrews, en Escocia. En el primer año Kate y William se hicieron amigos. Sin embargo, al principio, ser «amiga» del PrÃncipe era un verdadero desafÃo: se sonrojaba, se ponÃa pálida o tartamudeaba; en resumen, mostraba todos los signos de vergüenza que eventualmente pasaban. Además, Kate logró convencer al PrÃncipe de no dejar sus estudios como era su plan. Apenas en 2004 se empezó a murmurar acerca de su relación cuando en la prensa aparecieron sus primeras fotos juntos. Su amor ha pasado por altibajos: se separaban y se unÃan otra vez. Pero el verdadero sentimiento ganó: en noviembre de 2010 su compromiso fue anunciado, y en abril de 2011 en la AbadÃa de Westminster se llevó a cabo la ceremonia de la boda que fue transmitida en vivo a nivel mundial.
Letizia, Reina de España
En la infancia, la futura reina Letizia, hija de un periodista y una enfermera, mostraba interés por el periodismo y decidió dedicarse a esa carrera. Antes de conocer al PrÃncipe de Asturias, Letizia ya habÃa estado casada, su matrimonio solo duró un año. Conoció a Felipe en Galicia donde grababa su reportaje. Fue amor a primera vista, aunque Letizia tardó en aceptar una primera cita con el PrÃncipe. En 2003 se casaron, y de acuerdo a algunos cálculos, su boda reunió miles de millones de espectadores alrededor del mundo.
Charlène, Princesa de Mónaco
La natación no solo puede llevar a la cima deportiva sino también al palacio real. Asà como sucedió con Charlene Wittstock, que justo debido a su carrera conoció a Alberto II. Su primer encuentro tuvo lugar en 2000 en una competencia de natación en Mónaco; y el segundo, luego de seis años en otra competencia en TurÃn. Fue entonces cuando en la prensa comenzaron a circular las primeras fotos de esta pareja juntos. Pero oficialmente legalizaron su relación en 2011.
MarÃa, princesa heredera de Dinamarca
El deporte también unió a Mary, hija de profesores, y al prÃncipe heredero de Dinamarca, Federico. Se conocieron durante los Juegos OlÃmpicos en el año 2000 en un pub en SÃdney donde el prÃncipe llegó a descansar con sus amigos. Ahà fue donde vio a Mary. Lo curioso es que Mary al principio no entendió quién era el joven. La chica no se apresuraba a unir su vida con él: primero en 2001 se mudó a ParÃs, donde empezó a enseñar inglés, y solo después, a Dinamarca. Pero para volverse princesa, Mary Elizabeth tuvo que cumplir con varios requisitos de los padres del novio: rechazar la ciudadanÃa australiana, unirse a la iglesia luterana, aprender el idioma danés a la perfección y, en caso de divorcio, perder sus derechos a todos los hijos que nazcan en ese matrimonio.
Sarah, Princesa de Brunéi
Como William y Kate, el heredero del trono de Brunéi encontró su amor en la escuela: conoció a su futura esposa cuando aún era una estudiante. Los presentó el marido de una amiga de Sarah, quien un dÃa mencionó que su esposa tenÃa una amiga preciosa. Para poder verla, organizaron visitas a la escuela donde estudiaba ella. En aquel momento, Sarah, hija de un funcionario de rango medio, muy seriamente querÃa dedicarse a la biologÃa marina, pero como sabemos, a la vida le encanta darnos regalos. Asà que a sus 17 años Sarah se convirtió en la esposa de Al-Muhtadee Billah Bolkiah, prÃncipe de Brunéi.
Tessy, Princesa de Luxemburgo
Tessy se convirtió en la Princesa de Luxemburgo en 2009, pero la esposa legal del prÃncipe Luis, antes. Se conocieron en Kosovo. Pronto se descubrió que los enamorados tendrÃan un hijo, y eso habrÃa sido un verdadero escándalo porque los miembros de la familia real no deben tener hijos fuera del matrimonio. Después del nacimiento del bebé, Tessy y Luis se casaron y, para ello, el prÃncipe tuvo que rechazar sus derechos al trono, y Tessy simplemente se convirtió en madame de Nassau. Luego la pareja tuvo un segundo hijo. Al final, la familia del prÃncipe tomó una decisión importante: en junio de 2009, en el DÃa Nacional de Luxemburgo, el Gran Duque de Luxemburgo y, a la vez, el feliz abuelo Enrique, al fin aceptó ese matrimonio y le otorgó a su nuera el tÃtulo de Princesa de Luxemburgo, y a sus nietos, los tÃtulos de prÃncipes.
Mette-Marit, Princesa heredera de Noruega
Hablando de la suerte mágica, es imposible no mencionar a Mette-Marit. Nació en una familia humilde de un periodista y una funcionaria bancaria. Antes de conocer a su futuro marido, la chica habÃa trabajado de mesera y vendedora de ropa, «conoció» las drogas, vivió con una persona que tenÃa problemas con la ley y hasta tuvo un hijo. Conoció al PrÃncipe heredero Haakon en 1999 en un festival musical. Su unión tuvo altibajos por el pasado turbio de Mette-Marit, pero después de que Haakon amenazó con abnegar al trono, la boda tuvo lugar.
Rania Al-Abdullah, reina de Jordania
Es un caso extraño: de no ser por una desgracia, no hubiera existido esta felicidad. Al ser rechazada para un puesto ejecutivo, Rania, proveniente de una familia palestina humilde, decidió probar su suerte en Citibank de Amán. Y la felicidad le llegó pero no en forma de un nuevo trabajo sino en forma del amor: en la oficina central la chica conoció al hijo del rey de Jordania, Abdalá. De ahà nació un amor que condujo a la boda. Esta fabulosa mujer, madre de cuatro hijos, siempre logra lucir espectacular.
Y, para terminar, un bono.
Daniel, prÃncipe de Suecia
La historia de amor de Daniel Westling y Victoria, princesa heredera de Suecia, es la historia de Cenicienta al revés. Daniel, un entrenador de fitness, decidió abrir su propio gimnasio que se volvió muy popular. Entre sus clientes estaba también Victoria. Los enamorados tuvieron que esperar 8 años hasta que el padre Carlos XVI Gustavo diera permiso para su matrimonio. Al final, la boda tan esperada se celebró en 2010.
Como puedes ver, en la vida siempre hay lugar para un cuento de hadas. ¡Lo importante es creer! Porque nunca sabes qué tipo de encuentros nos prepara el destino. ¿Qué tal si hoy es el dÃa en el que tu vida cambiará para siempre?