Para defenderte de este tipo de personas, Sonrie Para Vivir Mejor quiere compartir contigo algunas «leyes de seguridad» que fueron diseñadas por el experto en estrategias de comunicación y couch Preston Ni:
Recuerda tus derechos inalienables
- Tienes derecho a ser respetado por otras personas.
- Tienes derecho a expresar tus emociones, opiniones y deseos.
- Tienes derecho a establecer tus prioridades.
- Tienes derecho a decir «no» sin sentirte culpable.
- Tienes derecho a recibir eso, por lo que has pagado.
- Tienes derecho a expresar tus puntos de vista aunque sean diferentes de aquellos de los demás.
- Tienes derecho a protegerte de amenazas físicas, morales y emocionales.
- Tienes derecho a construir tu vida de acuerdo a tu propio concepto de felicidad.
Esas son los límites de tu espacio personal. Por supuesto, los manipuladores son tremendos infractores de nuestros límites, que no respetan y no reconocen nuestros derechos. Pero sólo nosotros mismos, y nadie más somos responsables por nuestras propias vidas.
Guarda la distancia
Durante la comunicación un manipulador cambiará constantemente su máscara: con una persona puede ser extremadamente educado mientras que con otro puede reaccionar con gran violencia y rudeza. En una situación se hará pasar por alguien indefenso mientras que en el otro dejará ver su lado agresivo. Si has notado que el carácter de alguien tiende a reflejar este tipo de extremos lo mejor que puedes hacer es guardar una distancia prudente de esa persona y no relacionarte con él o ella a menos que sea absolutamente necesario.
Lo más común es que las razones de un comportamiento así sean complejas y tengan sus raíces en la infancia. Corregir, educar o salvar al manipulador no es problema tuyo.
No te lo tomes a pecho
La tarea de un manipulador es jugar con tus debilidades. No es sorprendente que en presencia de alguien así empieces a sentir tu «incapacidad» e incluso intentes culparte por no obedecer las ordenes de esa persona. Identifica esas emociones y recuerda que el problema no está en tí. Están tratando de manipularte para hacer que sientas que no eres suficientemente bueno y por eso deberías estar dispuesto a subordinarte a la voluntad de alguien más, incluso renunciando así a tus propios derechos. Analiza tu relación con un manipulador respondiendo mentalmente las siguientes preguntas:
- ¿Esta persona me demuestra un verdadero respeto?
- ¿Qué tan bien fundamentadas están sus expectativas y peticiones?
- ¿Qué tan equilibrada es la relación? ¿Quizá sea uno de los dos quien se esfuerza mientras el otro sólo recibe los beneficios?
- ¿Me impide esta relación tener un buen trato conmigo mismo?
Las resputas a estas preguntas te ayudarán a entender de quién es el problema, si está en tí o en la otra persona.
Formúlale preguntas de prueba
Los manipuladores siempre intentarán abrumarte con sus solicitudes o peticiones, haciendo que te olvides de tí mismo y pases de plano a sus necesidades. Si el manipulador intenta ofenderte o refutar tus artumentos, cambia el foco de atención: de tí mismo a tu interlocutor. Formúlale algunas preguntas de prueba y te quedará más claro si esa persona tiene al menos algo de autocrítica y/o vergüenza.
- «¿Te parece que lo que me pides es algo justo?»
- «¿Te parece que esto es justo conmigo?»
- «¿Puedo tener mi propia opinion al respecto?»
- «¿Me lo estás preguntando o lo afirmas?»
- «¿Qué recibo yo a cambio?»
- «¿Realmente crees que yo .....( reformula la petición del manipulador)..?»
Hacer estas preguntas es como ponerle frente a sí un espejo, donde esa persona verá el «reflejo», la verdadera naturaleza de su petición.
Aún así, existe un tipo singular de personajes que ni se tomarán la molestia de escucharte e insistirán constantemente a su favor. En ese caso usa los siguientes consejos:
¡No te apresures!
Otra de las estrategias preferidas de un manipulador es forzarte a responder o actuar de inmediato. En una situación en la que el tiempo parece apremiar le es más fácil manipularte para conseguir lo que desea (en terminos de ventas, eso se llama «cerrar el trato»).
Si sientes que te están presionando no te apresures a tomar una decisión. Usa el factor tiempo a tu favor, quítale la posibilidad de coaccionar tu voluntad. Mantendrás el control de la situación con tan sólo decir «lo pensaré». ¡Son palabras muy efectivas! Tómate una pausa para analizar los pro y contra: determina si quieres seguir discutiendo al respecto o preferirías dar un «no» definitivo.
Aprende a decir «no»
El saber decir «no» es la parte más importante en el arte de la comunicación. Una negación clara te permite mantenerte inamovible en tu posición y mantener una buena relación con tu interlocutor (si las intenciones de este son sanas).
Recuerda que tienes todo el derecho a establecer tus prioridades, tienes derecho a decir «no» sin sentir por ello ningún tipo de culpa. Tienes derecho a elegir tu propio camino hacia la felicidad.
Cuéntale acerca de las consecuencias
En respuesta a una intromisión grosera en tu espacio personal y la negativa a aceptar tu «no», cuéntale al manipulador acerca de las consecuencias de sus acciones.
La capacidad de pronosticar y exponer convincentemente los posibles resultados es uno de los métodos más efectivos de truncar el juego del manipulador. Lo pondrá en un callejón sin salida, lo obligará a cambiar su actitud hacia tí o bien hara completamente evidente su plan, invalidándolo.
Defíendete de las burlas y ofensas
En ocasiones los manipuladores llegan a ofender o burlarse directamente, intentando asustar a sus víctimas o causarles algún tipo de sufrimiento. Lo más importante es recordar es que personas así se aferran de lo que creen que es una debilidad. Mientras seas pasivo y obediente serás serás un blanco fácil ante sus ojos. Lo curioso del asunto es que en la mayor parte de los casos, este tipo de personas son en realidad cobardes: tan pronto la víctima empieza a demostrar carácter y a defender sus derechos el manipulador se retira. Esta ley funciona en cualquier clase de sociedad ya sea la escuela, la familia o incluso el trabajo. Recuerda que no vale la pena entablar una pelea, basta con guardar la calma y dejar en claro tu posición.
Tal y como lo demuestran las investigaciones, muchos abusivos han sido, o son ellos mismos víctimas de abusos. Está claro que esta condición no justifica en ningún caso su comportamiento pero es importante recordarlo para responder a sus acciones con sangre fría y sin remordimiento alguno.