“¿Por qué llegó tan tarde? ¿No se da cuenta que la vida de mi hijo está en peligro? ¡No tienes ningún sentido de responsabilidad!”
Uno de los actos más ingenuos y naturales de un humano, es juzgar antes de conocer, o de no saber todo lo que hay detrás de algo que a nosotros simplemente no nos parece a simple vista. Es difícil crear genuina empatía pero, como siempre lo digo, con la vida uno va aprendiendo a no caer en este tipo de cosas. Como la historia de un hombre que tuvo que darse contra la pared en uno de los momentos más tensos de su vida.
Todo comenzó cuando a un doctor llegó trade, después de haber recibido una llamada de emergencia, para entrar a operar a un niño que había sufrido un accidente. Apenas apareció en el hospital, el padre del niño lo confrontó.
“¿Por qué llegó tan tarde? ¿No se da cuenta que la vida de mi hijo está en peligro? ¡No tienes ningún sentido de responsabilidad!”, exclamaba el padre, mientras que el doctor apresurado le pidió disculpas. Al mismo tiempo, le dijo que se calmará y lo dejara hacer su trabajo.
A pesar de que el padre siguió molesto tirando alguna que otra oración como “esto no es aceptable”, “un doctor siempre tiene que estar a tiempo para sus pacientes”, etc, el doctor amablemente le prometió que haría lo posible para salvar a su hijo.
La operación duró un par de horas. Eventualmente, el doctor salió de la sala de operaciones con una sonrisa de satisfacción, diciéndole al padre que todo había sido un éxito y que su hijo estaba fuera de peligro. Y sin esperar alguna respuesta a cambio, le dijo: “si quieres saber por qué llegue tarde pregúntale a la enfermera”.
El padre no dudó en acercarse a la enfermera y preguntarle si siempre era así de arrogante. A lo que ella respondió: “Su hijo murió ayer en un accidente automovilístico y estaba en el funeral cuando nosotros lo llamamos de emergencia para operar a su hijo. Ahora tu hijo está fuera de peligro y el doctor se ha ido al entierro de su propio hijo”.