Una emotiva carta de un padre a su hijo.

Una emotiva carta de un padre a su hijo.

No prometo, hijo mio, impedir que tropieces, ni estar pegado a ti para asistirte en la caída. Te estorbaría mi excesiva protección, y te haria extremadamente dependiente. Pero prometo estar ahi, para cuidar tus raspones.
No prometo, hijo mio, heredarte mi experiencia. No podría ser tuya. Tendrías que adquirirla en carne propia. Pero prometo estar disponible cuando solicites mi consejo.
No prometo, hijo mio, solucionar tus problemas, aunque lo haría todo por ti. La solución suele estar en tus manos y no en las mias, pero prometo ayudarte en lo posible y escucharte cuando quieras desahogarte.
No prometo, hijo mio, evitarte sufrimientos, no puedo cegarte a la realidad, porque aveces sufrir es necesario para aprender a ser fuerte, pero prometo ofrecerte mi hombro, cuando necesites consuelo.

No prometo, hijo mio, darte todo lo que quieras. En todo caso es mejor que aprendas a dar los caprichos y las modas no son importantes pues se olvidan en cuanto se consiguen, pero prometo hacer el mayor esfuerzo para darte lo necesario.
No prometo, hijo mio, que serás tú el centro de mi atención, necesito también atender otros asuntos por tu bienestar y el de toda la familia, pero prometo no descuidarte y dedicar un tiempo especial, solo para ti.
No prometo, hijo mio, caerte bien en todo momento, a veces no te gustará lo que yo diga o haga, porque tengo la obligación de guiarte por el camino correcto. Pero prometo no maltratarte ni humillarte cuando te corrija.
No prometo, hijo mio, que serás un niño mimado, a la larga te haria mucho daño. Pero te prometo que serás mi niño querido.
No prometo, hijo mio, estar a tu lado siempre, soy mortal como cualquier humano. Pero prometo enseñarte que si existe un Padre que si es eterno a quien podrás acudir siempre que quieras.
No prometo, hijo mio, ser un padre perfecto, pero prometo poner todo mi amor en el intento...

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