5 Tips para tratar con la gente agresiva

5 Tips para tratar con la gente agresiva

Es casi seguro que todos tenemos que tratar con personas complicadas en nuestras vidas, de esas que son agresivas. La agresión surge durante un conflicto cuando una persona siente la necesidad de proteger sus intereses o luchar para ganar algo, a menudo a expensas de los demás. Así que es algo que todos enfrentamos.
Sonrie Para Vivir Mejor te propone algunos tips que te ayudarán a hacer tu convivencia con las personas agresivas menos traumáticas.
Para empezar, puedes reconocer a una persona agresiva cuando:

Desafortunadamente, no podemos evitar ese tipo de personas. Así que necesitamos encontrar un equilibrio sólido entre la asertividad y empatía para tratar con ellos. Aplica estos 5 tips para dominar el arte de tratar con la agresividad.

Guarda la calma


Combatir fuego con fuego solo empeorará las cosas y fomentará la agresividad de la otra persona. Estos son algunos consejos para guardar la calma si sientes que estás temblando de ira:

Señala el enojo de tu interlocutor


Llama las cosas por su nombre. No sigas la conversación como si no te molestara nada. Debes hacerle ver a tu interlocutor que está siendo agresivo con una afirmación de empatía en lugar de agitarlo aún más. Evita palabras acusativas que se refieran directamente a la persona («tú», «tuyo») y usa frases como estas:

Si lo haces a tiempo, esto te ayudará a hacer que tu interlocutor agresivo cobre más conciencia de lo que está haciendo. Como resultado, puede ayudar a que la persona escuche con mayor atención lo que estás diciendo.


Empatiza


Ponte en sus zapatos e intenta entender por qué se está comportando de esa forma tan agresiva. La agresión es una reacción natural para proteger o aclamar algo. Intenta considerar estos factores:

Sé asertivo


Puede sonar contradictorio que debes ser tanto empático como asertivo, pero una cosa no excluye la otra. Entender la postura de la otra persona no significa que debes permitir que sea agresiva contigo.

 Enfócate


Si te dejas llevar por tus emociones, pierdes de vista el tema en cuestión e incluso olvidas cómo empezó la discusión. Enfocando la conversación en las cosas y datos importantes, le ayudas a la otra persona a que razone. Por ejemplo:

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