Es terrible, pero a veces la realidad llega a ser así de insólita. Un bebé en horribles condiciones fue rescatado por la policía en Antofagasta, Chile, luego de que vecinos del lugar denunciaran que escucharon llantos durante gran parte del día. Según informaron los oficiales posteriormente, el recién nacido se encontraba durmiendo al interior de un refrigerador y en estado de peligro absoluto. Estaba sucio, desnutrido, tenía las uñas largas y signos evidentes de infección. Además, había circulado por distintos puntos de consumo de pasta base.
Al llegar al lugar, ni los gritos de los uniformados ni el uso del megáfono lograron que alguien abriera la puerta del recinto. Entonces, luego de conseguir una orden con el Juzgado de Familia para poder socorrer al bebé, la policía entró de lleno en el lugar. Ahí lo vieron, llorando junto a un hombre de 66 años en estado de ebriedad.
Tras ser detenido e interrogado, el hombre señaló que en el lugar también vivía la madre del lactante, quien no se encontraba presente en el momento del rescate. El bebé no tenía ningún grado parentesco con el hombre borracho.
Rápidamente, y en una situación de euforia, la policía traslado al menor al centro asistencial más cercano, donde los profesionales de la salud comenzaron a brindarle atención médica. Ahí fue cuando además de la desnutrición, la suciedad, y las infecciones, descubrieron que el pequeño tenía conjuntivitis en ambos ojos y eritema por pañal.
Patricio Reyes, director regional del Servicio Nacional de Menores (Sename) derivó al pequeño al centro “Amor y Vida” para mayores cuidados.
Luego de la intervención policial, el representante del Sename felicitó a los carabineros, señalando que “Le salvaron la vida a un bebé”.
La madre, por otro lado, quedó injustamente en libertad y a la espera de ser citada por la fiscalía.
Esto demuestra que la justicia simplemente no está a la altura.