Aunque no lo parezca, el estrés que se vive en esta época del año es enorme. Todo parece idílico y color de rosa, pero la realidad es muy distinta: alguien tiene que organizar y preparar la cena familiar, alguien tiene que comprar los regalos, alguien tiene que estar radiante después de un día de tráfico navideño y tumultos en las tiendas. Y ese alguien sueles ser tú.
Consejos sencillos y útiles para disfrutar del fin de año
- Priorizar. Distingue lo urgente de aquello que no lo es, lo que está en tus manos resolver y lo que definitivamente escapa de tu control. Siempre hay responsabilidades más urgentes que otras y precisamente ésas son las que solemos dejar para el final, lo que termina por desencadenar mayores presiones.
- Ordenar y ordenarse. Una buena sugerencia es elaborar una lista de personas y regalos, para hacer las compras en forma ordenada y no olvidar a quién ya le compraste un obsequio. Guarda la lista para el próximo año; evitarás repetirte y estresarte.
- Decidir. Toma con tiempo la decisión de dónde pasarás las fiestas de fin de año, reservando oportunamente si optas por un lugar público. No te sientas obligada a dar explicaciones a los parientes que no visitarás esta vez y recuerda que tratar de estar en dos partes al mismo tiempo ocasiona muchos de los accidentes de tránsito que opacan estas fiestas.
- Programar. No esperes al 24 y al 31 de diciembre en la tarde para pensar qué van a cenar en casa. Programa el menú con anticipación, ve al supermercado antes de que los tumultos sean insoportables y congela lo que sea necesario.
- Presupuestar. Define un presupuesto para gastar en estas celebraciones. Así, tendrás claro cuánto asignar a cada compra, cuánta gente puedes invitar a tu casa o a dónde podrías ir si quieres celebrar afuera.
- Dar sentido. Tal vez lo más importante es tener presente el verdadero sentido de la Navidad, que no son los regalos, sino la oportunidad de compartir con los que queremos.
- Compartir tareas El sentido de familia también se logra compartiendo los gastos de la cena, la preparación de la comida y el lavado de platos. Los hijos mayores, que están de vacaciones, u otras personas que dispongan de tiempo, pueden hacerse cargo de las compras para no aumentar el estrés de la dueña de casa, sobre todo si trabaja fuera del hogar.