¡Conocé cuáles son y evitalos! No solo estás dañando tu salud, sino que le estás sumando años a tu piel.
A diferencia de lo que generalmente se cree, es necesario usar un protector solar durante todo el año, aunque en verano la radiación sea más fuerte. ¡No importa si no vas a ir a la playa! Durante el día, es importante que te protejas a toda hora, incluso si salís a caminar por la calle.
Más allá de las marcas y quemaduras, los efectos nocivos del sol son acumulativos, dañinos para nuestra salud y pueden contribuir al envejecimiento prematuro de la piel. Así que ya sabés: playa, montaña o ciudad... ¡siempre usá protector!
#2 Usar un FPS inadecuado
Cuanto más clara sea tu piel, más alto debe ser el factor de protección solar (FPS) del producto que elijas para protegerla. Si siempre te quemás y nunca lográs broncearte, probablemente necesites un protector con un FPS mayor a 45.
¿Quiere decir que el sol no afecta a las pieles morenas? ¡No! Si bien pueden optar por factores menores, también deben cuidarse de la radiación.
#3 El sol, ¿un aliado de la piel grasa?
La creencia de que el sol sin protección mejora la piel grasa es totalmente falsa. Al resecarse, solo produce más sebo.
Quienes tenemos la piel oleosa odiamos usar protectores porque sentimos que nos la engrasan todavía más y que nos dejan un efecto pegajoso. ¡Pero ya no tenés excusa! Hoy en día podés optar por productos que protejan tu piel y, al mismo tiempo, controlen el brillo y la grasitud. Genial, ¿no?
#4 Si buscás broncearte, ¡no lo hagas al mediodía!
Por más que utilices un protector, la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda tener especial cuidado a la exposición al sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, cuando la radiación es más fuerte.
#5 ¡S.O.S! Tu piel necesita hidratación
Sabemos que en verano nuestro cutis se reseca y puede perder su hidratación, pero muchas veces no tomamos los recaudos necesarios. Tengas la piel seca o grasa, te recomendamos que utilices diariamente una crema humectante ligera que se adapte a vos.
#6 Beber poco líquido
En general, solemos tomar agua cuando tenemos sed. El problema es que la sed es un síntoma de que el cuerpo ya se encuentra ligeramente deshidratado. Beber aproximadamente 2 litros de líquido por día te va ayudar a mantener tu piel fresca e hidratada.
Se acerca el verano y la mejor forma de encararlo -y disfrutarlo de manera saludable- es protegiéndote del sol. ¿Vos cometés alguno de estos errores?