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Esta historia te explica perfectamente como gestionar nuestro tiempo.

Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia.
Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con rocas del tamaño de un puño y preguntó:

– ¿Cuantas rocas piensan que caben en el frasco?

Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter rocas hasta que llenó el frasco. Luego preguntó:

– ¿Está lleno?.

Todo el mundo lo miró y asintió.
Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las rocas grandes.
El experto sonrió con ironía y repitió:

– ¿Está lleno?.

Esta vez los oyentes dudaron:

– Tal vez no.

– ¡Bien!.

Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaron las rocas y la grava.

– ¿Está lleno? preguntó de nuevo.

– ¡No!, exclamaron los asistentes.

– Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.

– Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó.

Un alumno respondió:

– Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas.

– ¡No!,concluyó el experto:

– Lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las rocas grandes primero, nunca podrás colocarlas después.

¿CUALES SON LAS ROCAS GRANDES EN TU VIDA?.
¡TUS HIJOS, TUS AMIGOS, TUS SUEÑOS, TU SALUD, LA PERSONA AMADA!.
RECUERDA, PONLAS PRIMERO.

– El resto encontrará su lugar

El Juicio mas injusto o el mas justo? tú que opinas?

Cuenta una antigua leyenda, que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se procuró un «chivo expiatorio», para encubrir al culpable.
El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: ¡La horca!
El juez, también comprado, cuidó no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado:
-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino: Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras «culpable» e «inocente’».
«Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino».
Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: «CULPABLE».
Y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria.
El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados.
Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon… «pero, ¿qué hizo…?, ¿y ahora…?, ¿cómo vamos a saber el veredicto…?»
«Es muy sencillo, respondió el hombre… es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué».
Con un gran rencor disimulado, tuvieron que liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo…

Un simple pedido de una esposa a su marido…

Es importante que leas esta historia, sin importar si en este momento te encuentras en una relación sentimental o no.
Llegué a casa a la hora de la cena. ese día lo preparó mi mujer. Yo quería hablar con ella, lo que tenía que decirle era algo muy complejo, tomé aire y le dije «Necesito decirte algo»… Ella no me dijo nada y se fue hacia el refrigerador a sacar las bebidas. Una vez más vi el dolor en sus ojos.
Tenía que continuar hablándole de alguna manera y sin más le dije que debíamos divorciarnos.
Ella sólo me preguntó: «¿Por qué?» No pude responderle, y evadí la pregunta. Entonces ella se enojó mucho, se puso histérica y empezó a tirarme todo lo que tenía a mano. «No eres un hombre …» – me gritaba.
No había nada más de qué hablar. Me fui a la cama, no pude conciliar el sueño con rapidez y escuché que ella lloraba. Me era muy dificil explicarle qué había pasado con nuestro matrimonio, yo no sabía qué responderle. ¿Cómo decirle que no la amaba hace tiempo, que lo único que sentía por ella era lástima y que hace tiempo le había dado mi corazón a Carolina?
Al día siguiente preparé todos los documentos para el divorcio y la separeción de bienes. Le dejé la casa, el automóvil y el 30% de las acciones de mi negocio. Ella miró los papeles, en su cara se esbozó una leve sonrisa y me dijo que no quería nada de mí, luego empezó a llorar otra vez. También me sentí mal al pensar en los 10 años que estuvimos juntos, pero su reacción sólo reforzó mi deseo de separarme.
Ese día regresé tarde a casa, no comí nada y fui directo a la cama. Ella estaba sentada a la mesa y escribía algo. Me desperté a la mitad de la noche y ella aún estaba escribiendo.
Me dio igual lo que hacía porque ya no sentía ningún tipo de cercanía hacia ella.
En la mañana me dijo que ella tenía un par de condiciones para darme el divorcio. Insistió en guardar una buena relación en medida de lo posible, su argumento fue muy convincente: dentro de un mes nuestro hijo tendría los exámenes en la escuela y ella creía que una noticia así lo destruiría.
Me fue difícil refutarle, así que no lo hice. La segunda condición me pareció bastante tonta: ella quería que durante todo un mes yo la llevara desde el dormitorio hasta el cobertizo en mis brazos como recordatorio de cómo la había llevado a casa luego de nuestra boda.
No protesté, me daba igual. Al llegar al trabajo le conté acerca de las peticiones a Carolina, y ella respondió que todo era un intento miserable de mi esposa para manipularme y hacerme cambiar de opinión.
El primer día cuando llevé mi esposa en brazos hacia el cobertizo me sentí incómodo, para mi ella era alguien ajeno. Nuestro hijo nos vio y pegó un brinco diciendo «¡Mi papá lleva en brazos a mi mamá!» mi esposa me susurró «no le digas nada…». Puse a mi esposa en el suelo al llegar a la puerta de la entrada, de allí ella se fue caminando a la estación de autobús.
El segundo día todo salió un poco más natural. Me sorprendí en cierta medida al ver que ella tenía un par de canas y algunas arrugas insipientes. Ella le puso su alma a nuestro matrimonio ¿cómo podría yo agradecérselo?.
Al poco tiempo surgió entre nosotros una pequeña chispa, que creció cada día. Me sorprendí mucho más al notar que mi esposa se hacía más liviana cada día. No le dije nada a Carolina.
El último día cuando me preparaba a alzarla en mis brazos la encontré cerca al armario, se quejaba diciéndo que había adelgazado mucho últimamente. Y era cierto, ella estaba mucho más delgada que antes. ¿habría sido por lo de nuestra relación?
Nuestro hijo entró en la habitación y feliz preguntó cuándo iba a llevar a mi mamá en brazos hasta la puerta, para él ya era una tradición.
Yo la levanté y me sentí exáctamente igual al día de nuestra boda. Era increible: Ella me abrazó suavemente por el cuello. Lo único que me preocupaba era su peso.
Cuando puse a mi esposa en el suelo, agarré rápidamente las llaves del auto y llegué volando al trabajo. Al ver a Carolina le dije que ya no quería divorciarme y que el amor con mi esposa se había enfriado sólo porque habíamos dejado de prestarnos la debida atención. Carolina me dio una bofetada y se fue corriendo.
Yo estaba feliz porque pronto vería a mi esposa. Salí temprano de la oficina y me detuve en una tienda de flores, le compré el bouquet más bonito que encontré; cuando el vendedor me preguntó qué poner en la tarjeta le respondí «Para mi sería un honor llevarte cargada hasta el final».
Luego de sortear varios atascos en el tráfico, con el corazón latiéndo rápidamente, y una gran sonrisa llegué a casa, subí las escaleras y entré al dormitorio, mi esposa estaba en la cama. Estaba muerta.
Al poco tiempo me enteré que ella había luchado con valentía contra un cáncer durante los últimos meses y no me dijo nada, y yo ni cuenta me di por estar muy ocupado con Carolina.
Mi esposa era una mujer increíblemente sabia: para que yo no pareciera un monstruo ante mi hijo por el divorcio ella pensó en aquellas condiciones que inicialmente me parecieron tan tontas.
Espero que mi historia le ayude a alguien a luchar por su familia. Muchas personas se han rendido sin saber que están sólo a un paso de la victoria.

Parábola acerca de las quejas

Un día un hombre pasaba cerca de una casa de su vecindario y vio a una viejecita en una mecedora; a su lado estaba su esposo, también de avanzada edad, leyendo el periódico. En medio de ambos se encontraba un perro que gemía como si algo le doliera. El hombre, que miraba atentamente, se sorprendió al ver y escuchar al perro y su gemir.

Al siguiente día el mismo hombre volvió a pasar cerca de la misma casa. Una vez más vio a la pareja de ancianos en sus mecedoras y a su perro acostado en medio de ambos, gimiendo igual que el día anterior.

Preocupado, el hombre se prometió que si al día siguiente volvía a escuchar al perro gemir le preguntaría al respecto a la apacible pareja.

Al tercer día, y para su sorpresa, vio la misma escena: la viejecita que se mecía, su esposo que leía atentamente el periódico y el perro que estaba acostado en el mismo sitio, gimiendo.

Él no pudo soportarlo más.

—Discúlpeme señora — dijo respetuosamente a la dama — ¿qué le pasa a su perro?

— ¿Al perro? — le devolvió la pregunta — El perro está acostado sobre un clavo.

Desconcertado, el hombre respondió:

—Si está acostado sobre un clavo y le duele ¿por qué no se mueve a otro sitio?

La viejecita sonrió y respondió con voz tierna y compasiva:

—Eso, hijito mío, significa que el clavo le molesta tanto como para gemir, pero no lo suficiente como para cambiar de lugar….

Hay algo de verdad en esto: En ocasiones nos quejamos, decimos estar hartos de algo y replicamos que es hora de cambiar pero no hacemos nada para mejorar nuestra situación.

Los 5 Tips para bajar de peso por las noches. Descubrelos!

En ocasiones es sumamente complicado ir al gimnasio, pero eso no es motivo suficiente para no tener una buena rutina. 

Así que toma nota de estos tips para bajar de peso por las noches:

– Duerme lo suficiente. Recuerda que la melatonina puede ayudar a tu cuerpo a producir más hormonas quema-grasa y está la puedes obtener si descansas bien.

– Toma mucha agua. Durante el día toma agua, recuerda ella elimina toxinas e impurezas del organismo con la ayuda de ambos riñones, pero para que no te levantes en la noche deja de tomarla por lo menos 2 horas antes de irte a dormir.

– Elimina la sal de tu comida. Trata de cenar cosas ligeras, esto te ayudará a no sentirte hinchada en la mañana, te recomendamos comer fibra.

– Haz una rutina de ejercicio. El ejercicio también te puede ayudar a dormir mejor, puedes hacer bicicleta o bien utilizar una caminadora.

– Baja la temperatura de tu habitación. El frío te ayudará a quemar calorías, pues tu cuerpo buscará calentarse y las quemará rápidamente.