Reflexiones y ejercicios
Al sentarnos a la mesa cada noche, ¿recogemos la cosecha de amigos, familia y prosperidad que hemos acumulado a lo largo de nuestras vidas? ¿Somos conscientes de nuestra buena fortuna o la subestimamos?
William Arthur Ward dijo que “sentir gratitud y no expresarla, es como empacar un regalo y no darlo.”
Nuestros corazones son sabios y tienen la capacidad de disfrutar inmediatamente, sin embargo nuestra mente es obstinada y no siempre se centra en lo positivo robándonos el disfrute de ser conscientes de nuestras bendiciones.
Hagamos entonces el esfuerzo de reconocer la fortuna que nos sonríe. Gracias por tener comida sobre la mesa, gracias por compartir con nuestros seres amados, gracias por tener el tiempo de reunirnos, gracias por ser libres y estar a salvo, gracias por tener amigos y familia que nos apoyan y acompañan, gracias por nuestras mascotas que nos roban sonrisas… gracias, gracias, gracias.
Más allá de una oración de agradecimiento de rutina, identifiquemos en nuestra vida aquello de lo cual podemos sentirnos agradecidos.
Poniendo en práctica la gratitud
Un buen ejercicio es el de pensar en algo positivo inmediatamente después de que algo desagradable pero no tan grave ocurre. Algo tan básico ayuda a guardar la perspectiva y reducir los niveles de estrés considerablemente. Es cambiar el énfasis de lo que falta, a lo que abunda y sorprenderse uno mismo de que sí, siempre hay algo bueno en nuestras vidas.
Terminar el día con un repaso mental de todo lo bueno que sucedió, incluso cosas que damos por sentadas como comer, respirar, poder ver y caminar y reír, también nos da nuevas perspectivas.
¿Está haciendo frío? Gracias por tener abrigo. ¿Nos tocó trabajar doble turno? Gracias por tener trabajo y por el ingreso adicional.
Si practicamos, nos damos cuenta de que siempre hay algo que agradecer y apreciar en nuestras vidas, y esto nos ayuda a manejar los ratos no tan agradables con mucha más calma y seguridad.
Ejercicio de gratitud
El comienzo: Durante los cinco primeros minutos de mi día, sólo tendré pensamientos positivos comenzando con agradecimiento por un día más lleno de posibilidades.
Gracias inmediatas: Por cada cosa poco agradable que me pase hoy, pensaré en dos cosas de las cuales me siento agradecido.
Fortaleciendo relaciones: Daré las gracias a todos aquellos que crucen mi camino, por lo positivo y no tan positivo que me ofrecen porque de todo puedo aprender.
Resumen del día: Haré una lista mental al final del día de todo aquello positivo en mi vida, empezando con lo general (estoy vivo, estoy sano, puedo respirar, puedo caminar, puedo ver) y terminando con lo específico (tuve un almuerzo delicioso, el atardecer estuvo hermoso, me llegó un bono, me dieron buenas noticias, alguien me ayudó a cambiar una llanta).
Autoexamen: Cuando mi sentido de agradecimiento esté débil o se ponga al reto, contestaré estas dos preguntas: ¿Qué aspecto positivo puedo verle a esta situación? Y, ¿qué aprendo de esta situación?