Probablemente cada uno hemos tenido al menos un maestro en la escuela o en la universidad que realmente tenían pasión por enseñar y asegurarse de que sus alumnos aprendieran algo. Y también algunos maestros que tenían un sentido del humor increíble. Sonrie Para Vivir Mejor dedica este post a todos los maestros que saben cómo tratar a sus alumnos y convertir el aprendizaje en una experiencia divertida.

Una universitaria llevó a su hijo a clase porque no tenía dinero para pagarle una niñera. Cuando el pequeño empezó a llorar, el profesor se le acercó, lo cargó y lo calmó. Y todo eso sin interrumpir la clase.

La mejor manera de enseñar geometría es explicar los ángulos con el propio cuerpo.

¡Es un honor recibir clases de Mendeleyev en persona!

Una clase de historia…

A este maestro le gusta beber «lágrimas de estudiantes».

Un verdadero maestro siempre encontrará la herramienta para dibujar un triángulo.

Para que los alumnos recuerden dónde se ubicaba Esparta.

Cada día este maestro de arte realiza increíbles dibujos para inspirar a sus estudiantes.

La última actualización de estado de Plutón.

Este maestro de matemáticas sabe cómo festejar el Día de Pi.

Parece que Lady Gaga se inspiró en la tabla periódica para componer su canción.

No lo despertó, no lo regañó… ¡hizo reír a todo el salón!

«Mi maestro me quitó el móvil y cuándo me lo devolvió esto fue lo que encontré».

Esta maestra encontró a un gatito abandonado cerca de la escuela, durante toda la clase no lo soltó ni un minuto.

«Teníamos un examen a las 8 de la mañana un sábado. El maestro asistió así…»

Un maestro de física mostrando un experimento.

«Estudia esto, joven Padawan…»

Esta clase de química se salió de control solo un poco…

Una maestra con un gran sentido del humor: «Me encantan las matemáticas. Hacen llorar a la gente».

«Mi profe nos prometió que si todos obteníamos calificaciones excelentes, se disfrazaría de Scooby-Doo y nos traería una champaña sin alcohol. Lo logramos y mantuvo su palabra».

Janusz Korczak fue un gran hombre que se negó a dejar a sus hijos adoptivos en el umbral de la cámara de gas. No los abandonó y murió en un campo de concentración alemán en Treblinka, junto a sus alumnos, aquellos pequeños de la Casa de los Huérfanos de Varsovia, a pesar de que él sí se podría haber salvado por haber sido liberado por uno de los guardias al reconocerlo como su escritor favorito. Eso es amor de padre.

Sonrie Para Vivir Mejor publica los 10 principios básicos que este destacado educador, escritor, médico y activista social aplicaba para educar a sus pequeños.

1. Es equivocado pretender que tu hijo sea como tú o haga lo que quieres. Mejor ayúdale para que sea él mismo.
2. No le exijas a tu hijo que te devuelva todo aquello que le has dado. Le diste la vida ¿Cómo puede agradecertela? Le dará la vida a otro, el otro a un tercero, se trata de una ley irreversible de agradecimiento.
3. No descargues tus problemas sobre tu hijo para no comer el pan amargo cuando alcances la vejez. Aquello que siembras, recogerás.
4. No trates sus problemas como si fueran cosas banales o pequeñas. La vida se da a cada uno según sus fuerzas y, créelo, para él la vida no es menos difícil que para ti y, a lo mejor, hasta más, porque carece de experiencia.
5. No humilles a tu hijo.
6. No olvides que los encuentros más importantes para una persona son los encuentros con sus hijos. Presta más atención a ellos, nunca podremos saber a quién encontraremos en un niño.
7. No te tortures si no puedes hacer algo para tu hijo. Simplemente recuerda: Para el niño no está hecho lo suficiente sino todo lo posible.
8. El niño no es un tirano que se apodera de toda nuestra vida, no sólo es fruto de la carne y la sangre. Es una taza preciosa que la vida te da para desarrollar en él el fuego creativo. Es el amor de sus padres, que no van a criar «su» niño y ya está, sino un alma concedida para protegerla.
9. Sé capaz de amar a un niño ajeno, traído al mundo por otra persona. Nunca le hagas a este niño nada que no te gustaría que le hicieran al tuyo.
10. Ama a tu hijo tal y como es, sin talento, sin suerte ni éxito, adulto, como sea. Comunícate con él, alégrate, porque un niño es esa alegría que todavía está contigo.

Janusz Korczak