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9 trucos psicológicos para ser una persona cautivadora

Una de las personas más influyentes y populares en LinkedIn, autor de 30 libros sobre negocios y comunicación, Jeff Haden, contó por qué algunas personas son capaces de ganar simpatía y provocar emociones positivas de quién sea y cómo lo hacen.

Sonrie Para Vivir Mejor te invita a descubrir cuáles son las 9 cualidades que debe poseer una persona para ser encantadora.

No temer perder

Las personas encantadoras no buscan ser siempre ganadoras en todo. Al contrario, intentan dar lo más que pueden sin esperar nada a cambio. No les parece difícil aceptar su propia culpa, fracaso o hablar de sus debilidades, cualidad que no toda la gente posee.

Pueden decir abiertamente: “Te envidio tanto“ o ”No lo sé, enséñamelo». Porque saben que la gente valora las emociones sinceras.

Demuestran que sinceramente les da gusto verte

Es muy importante mantener el contacto visual en una conversación, y las personas encantadoras lo saben. Sonríen cuando tú sonríes. Fruncen las cejas o asienten con la cabeza cuando tú lo haces. No lo hacen para imitarte sino porque están enfocados en lo que les dices, te escuchan, aceptando tus emociones y palabras abiertamente.

Esta forma de retroalimentación te ayuda a llevarte bien con básicamente cualquier persona y lograr que le caigas bien.

Buscan temas en común

La mayoría de personas inconscientemente buscan diferencias, lo cual provoca más bien una discusión que una conversación. Las personas encantadoras y carismáticas siempre buscan temas en común.

Intenta encontrar algo que te conecte con tu interlocutor, esto ayuda a iniciar una conversación interesante y recibir emociones positivas de la comunicación contigo.

Usan el poder del tacto

El tacto es una herramienta para transmitir emociones. En un experimento, los participantes intentaron transmitir 12 emociones distintas a sus interlocutores a través del tacto, sin usar palabras. Se descubrió que en un 50-83% de los casos, estas emociones fueron transmitidas correctamente.

Por eso siempre que quieras, por ejemplo, felicitar a alguien, piensa cómo hacerlo mejor: con un apretón de manos o, tal vez, con unas palmadas en el hombro, dependiendo de la situación. Esto te ayudará a demostrar la sinceridad de tus palabras, transmitir la emoción adecuada y caerle mejor a tu interlocutor.

Usan expresiones faciales y gestos

Las personas encantadores transmiten sus emociones de forma espectacular y usan todas las maneras posibles para hacerlo. Son capaces de convertir incluso la historia más aburrida en un cuento interesante. Gesticulando y haciendo muecas (cuando va al caso), con todas sus fuerzas transmiten los ánimos de toda la historia, provocando con ello un auténtico interés en su interlocutor.

No temen parecer tontas

Tal vez patinar o jugar «Twister» no son su fuerte, pero eso sí, no temen parecer torpes y ridículos.

Por más extraño que parezca, la gente las respeta aún más por eso.

Cuando de verdad estás dispuesto a demostrar tus debilidades y no temes lucir tonto, la gente no se ríe de ti. Se ríen contigo. Porque todos entienden que es totalmente normal.

Saben hacer preguntas

Las personas encantadoras fácilmente pueden hacerte hablar de ti. No se avergüenzan de hacer preguntas y hablar abiertamente de sí mismas. Porque sinceramente quieren saber qué piensas, lo cual las hace aún más encantadoras.

Cuando descubres algo sobre una persona, pregúntaselo o habla algo similar de ti. Esto mostrará que tienen algo en común y algo qué compartir.

Siempre recuerdan los nombres

Las personas encantadoras siempre recuerdan los nombres y los detalles mínimos con una precisión sorprendente. El hecho de que alguien te llame por tu nombre, incluso si apenas lo conociste, te hace sentir más importante en una conversación.

Llama a tu interlocutor por su nombre y recuerda cómo se llaman sus amigos, familiares o su mascota. Esto provocará en él sólo emociones positivas hacia ti.

Escuchan más y hablan menos

La mayoría de personas no saben escuchar del todo, y es verdad. Todos quieren compartir algo, y siempre es agradable cuando cuentas alguna historia y ves que los demás te prestan atención y sienten emociones que le corresponden a tu relato. Las personas encantadoras saben y quieren escuchar más que hablar. Esto les permite conocer más acerca de su interlocutor y encontrar más cosas en común.

Lee la intensa carta que este autor decide enviarle a su enamorada

Hay muchas veces en las que se habla acerca de qué quiere o espera una chica en una relación. Las relaciones, los deseos y metas suelen ser complicados tanto para hombres como para mujeres, por eso el escritor Alejandro Ordóñez nos cuenta qué es lo que un chico espera de quien intente enamorarse de él en el siguiente texto.

“Si me vas a querer, que se note

Si te vas a enamorar de mí, hazlo bien, nunca a medias. Si me vas a querer, que se note en tus actos y no en tus palabras. No me digas “te quiero” si antes no me lo has demostrado.

Enamórate de lo que no me gusta ni a mí, de lo otro se enamora cualquiera. Conóceme tan profundamente que seas capaz de saber antes que yo mismo que algo me pasa, que algo no anda bien por mucho que sonría. Sé capaz de ver en la sombra de mi mirar la verdad de lo que no digo, lo que callo y me guardo para mí.Si te vas a enamorar, te aviso, no soy fácil. Tengo mil y una manías que la mayoría ni siquiera entiende, pero que forman parte de lo que soy y que seguirán ahí por mucho que no te gusten. Así que, si te vas a enamorar, enamórate primero de todo eso y no me hagas perder el tiempo, que ya he perdido bastante.

Con los años he aprendido que los que de verdad quieren estar conmigo lo demuestran cada día. Ahí está el listón, acéptalo o no lo hagas. Eso sí, no te pido nada que yo no haría. Si te digo que quiero hechos y no palabras, es precisamente porque yo haría exactamente lo mismo contigo.Por eso, si me vas a querer, que se note, que me sienta querido desde el primer día y, sobre todo, que no se estanque. Enamorémonos cada día como si fuera la primera vez, que los pequeños gestos se conviertan en grandes victorias cuando de ti o de mí se trate.

Hagamos de cada día algo único, hagamos de cada beso algo especial. Así, cuando volvamos la vista atrás y observemos todo lo que hayamos vivido juntos, tendremos la seguridad de haber amado con todo, la tranquilidad de que éramos la persona adecuada para el otro”.

¿Qué te ha parecido el pensamiento del autor? ¡Cuéntanos tu opinión!

Aprende como reconocer los logros de los demás

Dar reconocimiento o confianza a los demás puede a veces ser confuso si lo haces de manera incorrecta. Tanto en la familia como en el trabajo, la gente se siente más segura de sí misma si reconoces sus méritos. En Sonrie Para Vivir Mejor investigamos los mejores consejos para saber cómo dar este feedback siempre de manera positiva.

Felicita a tiempo, no esperes para más tarde.

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Reconoce los aciertos cada vez que se repitan.

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Sé claro para que el otro entienda qué hizo bien y así lo repita.

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Separa lo bueno de lo malo, no lo juntes en una misma charla.

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Felicita públicamente para que los demás también celebren los logros de tu interlocutor.

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Elige el momento y lugar correctos.

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Sé humilde, recuerda que no tienes la verdad absoluta.

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Elogia a las personas por sus talentos y cualidades reales.

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Anima a siempre ir por más.

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Empatiza, piensa cómo te gustaría que te dijeran las cosas a ti.

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Escucha también y sé flexible.

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Da seguimiento para ver cómo avanza el otro.

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Apoya a las personas en sus ideas y no solo las tuyas.

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Dale confianza a la otra persona para que se exprese.

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Nos quedamos en la edad en la que nos hizo falta amor.

Con mucha frecuencia me encuentro con personas que por fuera parecen de 20, 30 o 40 años, pero en su interior son como si se hubiesen quedado en su mas tierna infancia, aún añoran el amor que les hizo falta cuando eran pequeños. Y se quedan así hasta el momento en el que por su cuenta aprenden a encontrar la satisfacción en sí mismos

Nos quedamos en la edad en la que nos hizo falta amor.

Cada etapa tiene sus necesidades, es decir, la forma en que requerimos del cuidado y amor de los padres cambia año tras año.

En la etapa temprana de la niñez se forma la confianza, por eso en este punto de la vida el amor se expresa con los cuidados de la madre y su atención a las necesidades del niño. Si durante esta fase el cariño de la madre es poco constante o ella rechaza a su hijo, eso puede causar en él desconfianza y temor excesivo por su bienestar.

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En la vida adulta es dificil establecer contacto con este tipo de personas; cuando entablan una relación de pareja es común que sientan la necesidad de probar a la otra persona, sometiéndola a situaciones que la hagan demostrar su fidelidad. Cuando se trata de relaciones interpersonales especialmente cercanas, pueden sentirse vulnerables e indefensos.

Un par de años mas tarde, a los 2 o 3 años de edad, el niño aprende a ser autónomo y desarolla el autocontrol. Si los padres dificultan el desarrollo de estas áreas, por ejemplo haciendo ellos lo que el niño puede hacer por si mismo sin dificultad, o por el contrario esperan que haga cosas que le serían imposibles, entonces se crea la sensación de vergüenza. Por otro lado, si los padres corrigen en exceso a su hijo sin tener en cuenta las necesidades reales y naturales de su edad, es de esperar que el niño tenga problemas para controlar el mundo que lo rodea, y controlarse a sí mismo.

Ya siendo adultos, en vez de ser seguros de sí mismos, este tipo de personas sienten que los demás los analizan detalladamente y los tratan con desconfianza y/o desaprobación. Tambien es posible que presenten síntomas de trastornos obsesivo-compulsivos y delirio de persecusión.

A la edad de 3 a 6 años el amor se demuestra incentivando la independencia, apoyando la iniciativa, la curiosidad y la creatividad. Si los padres no permiten que el niño actúe de manera autonoma en esta fase, y responden con castigos desmesurados al comportamiento del pequeño, se desarrollará en él el sentimiento de culpa.

La vida adulta de una persona con este tipo de carencias se caracteriza por la falta de enfoque y resolución para trazarse metas reales y alcanzarlas. Además, el constante sentimiento de culpa puede ser la causa de pasividad, impotencia o frigidez, y también de comportamiento psicopático.

En la edad escolar se desarrollan la diligencia y el amor al trabajo. Si en este periodo se duda de las capacidades del niño o de su estatus con relación a otros de la misma edad, eso puede quebrantar el deseo de seguir estudiando, y tambien puede dar paso al sentimiento de inferioridad que en el futuro acabará con su propia seguridad en su capacidad de ser un miembro activo y productivo de la sociedad.

Si los niños perciben los logros escolares y el trabajo como el unico criterio que determina su éxito, entonces en la vida adulta ellos seguramente se convertirar en la así llamada «masa trabajadora» en la jerarquía de roles de la sociedad establecida.

Propongo extenderle la mano a tu niño interior, y ayudarlo a crecer. Para eso, busca una fotografía tuya de cuando eras pequeño, o sencillamente imaginate al niño que vive en tí. ¿cuántos años tiene? ¿cómo se ve? ¿en qué piensa? ¿quién está a su lado? ¿que le preocupa?

Habla con él.

Toma una hoja de papel y dos lápices de colores diferentes, uno con la mano derecha y el otro con la izquierda. Si eres diestro, con tu mano derecha será tu «yo» adulto quien escriba, y con la izquierda será tu «yo» niño quien tome la palabra. Si eres zurdo, lo haces al contrario.

Ahora solo se trata de tí y tu niño interior. ¿Quién hablará primero? ¿como empezará la conversación? Las respuestas que obtendrás podrían ser inesperadas y sorprendentes.

Ahora, ya que encontraste a tu niño interior y estás hablando con él, es la hora de que entre los dos surja una relación: Conversa con ese niño todo el tiempo que él quiera, Pregúntale qué le hace falta: dale lo que pida. Llámalo por su nombre (el tuyo), dile palabras dulces y amorosas, exprésale tu amor, recomiéndale algo. Sé para él el padre que necesitabas cuando tenías esa edad.

Como afecta el orden de tu nacimiento en tu personalidad

Seguramente has escuchado opiniones acerca de que el hijo mayor en la familia crece más responsable y que los hijos únicos muchas veces son egoístas y exigentes. ¿Será cierto que tu personalidad y talentos pueden estar directamente relacionados con el orden en el que naciste?

Hoy Sonrie Para Vivir Mejor decidió investigar cómo nuestra personalidad y mente están relacionados con el orden del nacimiento.

La teoría acerca de esta relación fue propuesta en 1920 por Alfred Adler, compañero y amigo de Sigmund Freud. Según Adler, el orden de nacimiento de un niño juega un papel importante.

  • Primogénito (hermano mayor). Según Adler, el primer hijo es conservador, tiende a tener autoridad y posee cualidades de líder. Acostumbrado a cuidar a sus hermanos menores y protegerlos, crece también cariñoso, se convierte en un buen padre (madre) en el futuro y muchas veces toma la iniciativa en sus manos.
  • Segundo hijo (hermano del medio). Se deja influenciar por su hermano o hermana mayor. Muchas veces busca romper los récords de los mayores. El ritmo del desarrollo es más alto. Puede proponer metas demasiado altas, lo cual aumenta la cantidad de fracasos, aunque éstos sólo lo hacen más fuerte.
  • Hijo menor (hermano menor). Por lo general, está rodeado de cariño y atención por todos lados. Puede sentir una sensación de inferioridad o ser dependiente. Sin embargo, tiene una gran motivación para superar a sus mayores. Muchas veces se vuelve el mejor en el área que selecciona (ya sea atleta o músico) y también se lleva bien con las personas. Aunque el hermano menor puede ser más irresponsable y despreocupado que los hermanos mayores.
  • Hijo único. A menudo compite con su padre. Por lo general, se encuentra bajo el control de su madre y espera la misma protección y cuidados de los demás. El rasgo particular de este estilo de vida es la dependencia de la atención y egocentrismo. Muchas veces tiene dificultades en las relaciones con las personas de la misma edad que él. Sin embargo, es perfeccionista y sabe lograr sus objetivos a pesar de todo.

 

La teoría acerca de que el orden de nacimiento influye en la personalidad y el IQ, se volvió popular y dividió las opiniones de los científicos. Unos están completamente en desacuerdo, mientras que otros están seguros de que esto juega un papel importante en la personalidad del niño. Los científicos de la Universidad de Leipzig y la Universidad de Johannes Gutenberg de Maguncia (Alemania) llevaron a cabo una investigació y estudiaron más de 20.000 adultos de Estados Unidos, Alemania y Gran Bretaña. En dicho estudio compararon a los hermanos en las familias y el orden de su nacimiento.

Se descubrió que los hijos mayores tienen resultados más altos en las pruebas de inteligencia, aunque no son demasiado significativos. Los científicos no encontraron ninguna prueba de que el orden de nacimiento influya en la estabilidad emocional e imaginación.

 

Otra investigación encontró más pruebas de que el orden de nacimiento influye en la formación de la personalidad. Científicos analizaron las personalidades de 370.000 alumnos de preparatoria de EE.UU.

Las principales conclusiones fueron: los primogénitos son más honestos y propensos a ser líderes, y también menos sociales y resistentes al estrés. Los hijos del medio son más responsables y enfocados; y los hijos menores, más abiertos y sociales. Los hijos únicos en muchas ocasiones resultaron ser nerviosos pero bastante amistosos y sociales.

 

En realidad, hay que admitir que los datos de la investigación tienen una serie de imprecisiones porque no toman en cuenta factores sociales tan importantes como la nacionalidad, la educación, el bienestar y las relaciones dentro de la familia. Sí, el orden de nacimiento influye en la personalidad debido a distintas condiciones en las que crecen los niños. Pero no hay que olvidar que el papel importante lo juega la relación entre padres e hijos, así como también la educación que puede ser individual para cada uno de los pequeños en la familia.