Dicen que hay tantas personas como opiniones en el mundo. Pero en realidad, las cosas son un poco diferentes y muchos de nuestros actos y pensamientos son muy similares. Los psicólogos saben que el motivo está en nuestra propia mente que nos impone una u otra conducta. Sonrie Para Vivir Mejor comparte contigo algunos trucos psicológicos que nos hacen cometer ciertas cosas sin que nos demos cuenta.
«El mundo está dividido en lo bueno y en lo malo»
«Todo en el mundo se divide en blanco y negro, no existen tonos intermedios, y día trás día las cosas se vuelven peores». Si este pensamiento te visita cada vez más, quiere decir que te has vuelto rehén del pensamiento en blanco y negro.
Empezamos a evaluar situaciones o actos de otras personas solo usando dos categorías: lo bueno y lo malo. Por ejemplo, un estudiante que reprobó una materia empieza a creer que el maestro tiene una actitud negativa hacia él y proyecta la actitud del maestro frente a su desempeño a la actitud hacia él como persona.
«Dime cuál es tu profesión y te diré cómo eres»
Muchas veces proyectamos nuestros conocimientos acerca de los representantes de una u otra profesión a la actitud hacia una persona específica.
Por ejemplo, nos presentan a un doctor de Inglaterra. En nuestra mente existen dos estereotipos: todos los ingleses adoran el té y los doctores tienen una letra horrible. Por lo tanto, enfrente de nosotros está un amante del té a quien no le podrías confiar anotar una información importante. El efecto se intensifica si ya habíamos conocido a ingleses que beben una taza del té trás otra, o a doctores con una letra ilegible.
«Puedo cambiar el rumbo de los eventos»
En 1975 la psicóloga estadounidense Ellen Langer llevó a cabo un experimento. A dos grupos de personas se les entregaron loterías. Los miembros del primer grupo tenían la oportunidad de elegir un boleto de varios ofrecidos, mientras que los miembros del segundo grupo no tuvieron ese privelegio. Dos días después, a todos los participantes del experimento se les ofreció cambiar los boletos por aquellos cuya probabilidad de ganar era más alta. Resulta que los miembros del primer grupo accedían al cambio con menor frecuencia como si su elección personal tuviera influencia si ganaban la lotería o no.
Este sesgo recibió el nombre de «ilusión de control». Nos parece que nuestra participación personal en uno u otro evento influye considerablemente en su resultado positivo. Pareciera que es algo inofensivo, pero un manipulador experimentado podría usarlo para dominar a la gente logrando éxitos personales.
«Me lee como un libro abierto»
Creemos que nuestra habilidad de entender a los demás y la habilidad de los demás de entendernos a nosotros es mejor de lo que es en realidad.
«Los horóscopos son bastante acertados describiendo mi personalidad»
Muchas veces leyendo el horóscopo de nuestro signo zodiacal, encontramos en él una descripción acertada de nosotros mismos. En realidad, las características dadas en el horóscopo aplican a todos y no aplican a nadie por una sencilla razón: no contienen nada específico. Este efecto se llama efecto Barnum (o Forer), llamado así en honor a un conductor de TV estadounidense famoso por sus manipulaciones psicológicas.
«Me urgen estas cosas»
Este efecto es muy conocido por los especialistas en publicidad y se llama el principio de escasez. De acuerdo con este principio, descrito por el psicólogo Robert B. Cialdini, la oferta limitada vuelve a la mercancía más atractiva. Es decir, cuanto más difícil sea recibir una u otra cosa, más valiosa y necesaria nos parece.
«Nadie entiende mis explicaciones»
Nos resulta difícil entender y aceptar que alguien puede no saber las cosas que nos parecen obvias.
Para comprobarlo, fue llevado a cabo un experimento. El primer grupo de personas tenía la tarea de reproducir tocando la madera 120 melodías famosas, el segundo grupo tenía que adivinarlas. Antes de empezar el experimento, a los participantes del primer grupo les preguntaron, cuántas personas creían que podían reconocer las melodías. Prácticamente todos respondieron que un 50%, sin embargo, en realidad solo el 2,5% logró adivinar la música.
«No me costará nada»
Uno de los fenómenos más interesantes, usado ampliamente por los vendedores astutos, se llama “un pie en la puerta“. Se trata de que la persona que accedió a cumplir una petición pequeña, más adelante acepta cumplir las peticiones más y más agotadoras. Así, por ejemplo, si un compañero del trabajo un día te pidió llenar algún formato por él y aceptaste, lo más probable es que te lo pedirá una y otra vez.
Este efecto tiene una explicación sencilla: la persona que accedió a cumplir peticiones que parecen insignificantes, empieza a sentir su importancia social, lo cual influye positivamente en su autoestima. Buscando mantener esa sensación, accedemos a cumplir los pedidos más ”pesados».
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