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Así es la vida en Venezuela: 3 desgarradores relatos

El drama de sobrevivir en Venezuela
-entre hambre, frustración y culpa-
en medio de una crisis humanitaria cuyas cifras tienen rostro, nombre y apellido.
Dios se hace presente, la mayor de las veces en silencio, en ocasiones con rostro de mujer


Decidí darme un lujo y comprarme un Sunday en McDonalds. Primero, me dieron mi helado de mala gana.
No supe por qué.
Apenas agarré el helado, ya habiendo hecho el pago, no pasaron ni diez segundos cuando salió una señora de no más de cuarenta años a pedirme que le diera un poco.
Yo no lo había probado… y ya me estaban pidiendo.
Seguí caminando mientras decía que no con mi cabeza”.

“Dos minutos después, aún en mi caminata hacia el Metro para tomar la estación rumbo al trabajo, me siguió un niño.
Se comportó agresivo e incluso violento.
Se puso a mi lado y me pidió una vez más.

Le dije que no, pero esta vez me dolió internamente. ¡Y mucho! De pronto pensé que tal vez ese niño llevaba meses -o años- sin probar siquiera una galleta”.

“Pero seguí adelante, sintiendo una rara mezcla de culpa y rabia porque mi helado parecía poner en mí algún tipo de faro, desnudando por instantes una pobreza nunca vista en esta rica nación petrolera”.

 

“Con la mitad de mi helado encima, ya estaba llegando a la estación del tren cuando pasé junto a dos hombres de algo más de veinte años. Estaban con unos bolsos, sentados cerca de los asientos de concretos en el Boulevard de Sabana Grande”.

 

“Los vi y noté que me miraban también ellos a mí. Inmediatamente después de pasarlos, sentí que alguien me seguía. Apuré el paso. Y en menos de lo que pudiese reaccionar, uno de los tipos me agarró el vaso de helado y salió corriendo. Yo tenía sujetado el vaso con fuerza; así que el helado acabó desparramado en el piso, y aquel hombre llevándose una pequeña parte del contenido original, mientras corría con su ‘botín’ calle abajo por el boulevard”.

 

“Un estúpido helado que me costó 200 mil bolívares (1 dólar, de los 4 que se obtienen por un mes de trabajo como salario mínimo). Dinero que fácilmente pude haber invertido en frutas, pero que decidí gastar en un simple helado para olvidar el estrés de la universidad y este país arrebatado por un tipo que capaz tiene mi edad”.

 

“Lo vi, maldije con rabia, mientras se me bajaban las lágrimas de la impotencia. Las personas se quedaron mirándome, como si yo fuera un loco. Respiré hondo, bajé la cabeza y seguí mi viaje. ¡Volvieron mi país un basurero!, dije cargado de rabia y frustración”.

Así lo explicaba un venezolano en un testimonio publicado originalmente en Reddit.

Apenas media cuadra delante de donde ocurría el episodio estaba una jovencita haciendo cola para comprar pan (2 por persona, según el cartel) en una panadería que, por casualidad, estaba vendiendo el preciado alimento en Caracas.

Había unas 15 personas, casi todos jóvenes, adquiriendo las piezas. La mayoría eran damas. No se sabe de qué hablaban, pero mostraban malestar porque debían pagar en efectivo, algo que tampoco se consigue en la nación sudamericana. Esta es su historia:

 

“Estaba saliendo de hacer cola para comprar pan en la panadería y cuando salí de allí para caminar hacia el edificio donde vivo, un señor pasó corriendo, me empujó y me arrancó la bolsa con los panes. No me quitó nada más. Solamente tomó los panes y salió corriendo”.

“Ahora preguntó -dijo la jovencita: ¿¡A qué nivel hemos llegado para que nos estemos robando la comida!?” Hubo una segunda indignación, dijo:
Lo más triste, lamentable y vergonzoso es que la gente de la panadería vio lo que ocurrió, pero se negó a venderme panes otra vez”.
Venezuela, ¡Cuándo llegamos a esto!”.

 

En la misma esquina, junto a un puesto de perrocalientes estaba un muchacho, de poco más de quince años. Lucía sano, aunque particularmente delgado. Estaba descalzo, vistiendo un intento de ropa, particularmente sucia y desgarrada. Estaba cerca del cesto de basura, en silencio, como esperando…

De pronto, una de las personas que comía su hamburguesa lanzó al pote unas servilletas estrujadas. Y antes de que lograra tocar el bote, aquel jovencito la rescató mientras luchaba con un perro por ella. La tomó y lamió algo de lo que al parecer quedaba entre unos restos que difícilmente podrían llamarse comida.

Se le acercó una señora. Lo miró fijamente hasta quedar a unos cincuenta centímetros junto a él. Lo escudriñó con la mirada en un intento por comprobar si efectivamente estaba “comiendo de la basura”.

Aquel muchacho parecía no notar su presencia. Hurgaba en la basura buscando qué comer.

La dama, humilde pero impecable y claramente educada, alargó su brazo y le ofreció una pequeña bolsa. Acarició con temor y ternura su cabello mientras le entregaba aquella cosa. Se adivinaba una vianda desechable no se sabe con qué.

El muchacho levantó la cabeza, pero no la mirada, tomó la bolsa y se fue retrocediendo lentamente, sin levantar nunca la mirada. Entre los dientes y con visible pena, alcanzó a decir: ¡Gracias!

Se sentó en unas escaleras, acurrucado y abrió la bolsa. Había en ella una porción de pollo que aún humeaba. Envuelto en lágrimas ya no supo a quién agradecer, pues aquella dama ya se había marchado.

 

Tres historias, una realidad… La Venezuela alguna vez rica en la que abundan el hambre y la rabia, pero también la solidaridad.

Antidepresivos: el secreto mejor guardado de la industria farmacéutica

En julio de 2016, un estudio de la Universidad de Oxford a gran escala decidió comprobar la eficiencia de administrar antidepresivos en niños y adolescentes diagnosticados con distintos grados de depresión. Para eso, recurrieron a la examinación de más de cinco mil personas y una amplia gama de tratamientos existentes en el mercado y recetados cotidianamente por los especialistas de la salud.

El resultado de la exhaustiva investigación fue un golpe frontal para una industria multimillonaria, en manos de quien se deposita nada menos que la salud de más de 80 millones de usuarios de estos fármacos: los antidepresivos no aportan ningún beneficio para los pacientes y su uso no demuestra cambios significativos para tratar la depresión.
Solamente uno de los catorce tratamientos estudiados demostró ser apenas más efectivo que un placebo y su efecto de acción se reduce únicamente a personas «extremadamente deprimidas», mientras que en adolescentes y menores no surge efecto su aplicación.

El resultado de esta investigación llegó a una conclusión similar a la de una previa realizada en 2008 a cargo de la Universidad de Hull, que comparó 47 pruebas clínicas utilizadas como argumento ante la FDA (Administración de Alimentos y Fármacos de los Estados Unidos) y otros organismos encargados de la aprobación de fármacos en el mundo para solicitar la licencia de algunos de los antidepresivos más recetados y conocidos en el mercado.

La polémica se instaló entre los especialistas de la salud cuando se comprobó que estas drogas producen una leve mejoría de apenas dos puntos porcentuales en la escala de valoración de Hamilton (una prueba que trata de medir el nivel de depresión de un individuo diagnosticado), una cifra que, según los estándares internacionales, no puede ser considerada como mejoría clínica comprobada.

A partir de estos datos, toma fuerza una pregunta obligada ante la popularidad de estos medicamentos en el mundo occidental y lo cotidiano de su uso: ¿realmente necesitamos de los antidepresivos para ser felices?

 

Más de 350 millones de personas alrededor del mundo sufren de depresión, una más de la larga lista de epidemias occidentales del siglo XXI. Los cuadros depresivos y sus síntomas pueden acarrear estragos que afectan directamente en la calidad de vida y salud de los individuos que la sufren, toda vez que se enfrentan a un círculo que parece no tener fin.

Estos medicamentos son conocidos como inhibidores selectivos de la reabsorción de serotonina y, en teoría, aumentan los niveles de serotonina, un poderoso neurotransmisor que está relacionado con el sueño, el control de las emociones y el estado de ánimo, ampliamente identificada como «la hormona de la felicidad».

A partir de su auge en la década de los 90, fueron presentados al público como inofensivos y con menos reacciones secundarias que sus predecesores; sin embargo, lo cierto es que en ocasiones la solución puede resultar tanto o más peligrosa que la depresión misma. Los efectos secundarios ocasionados por el uso constante de antidepresivos van desde las náuseas, ataques de ansiedad, insomnio y hasta un riesgoso aumento de pensamientos suicidas, según el estudio de 2016.

El problema de la medicación exagerada de antidepresivos no se reduce a los adultos, también es una realidad en pacientes adolescentes e infantiles. Este tipo de fármacos son recetados cada vez con mayor frecuencia sin un control sobre su uso, pues algunos médicos especializados suelen recomendarlos indiscriminadamente para afrontar circunstancias adversas de la vida y momentos complicados.

Ante este panorama, no sólo está en juego la solvencia y credibilidad de una industria farmacéutica que tiene más poder que nunca sobre los tratamientos alrededor del mundo y que en diversas ocasiones prefiere mantener en secreto los resultados y efectos de sus medicamentos, aun cuando se trata de un tema de interés público. También de ella depende la salud de millones de personas, cuya mejor terapia podría iniciar repensando el estilo de vida occidental a partir de conceptos tan generales como la relación entre salud-enfermedad, la obsesión por estar felices todo el tiempo y, sobre todo, los efectos psicológicos de una vida gris y monótona que obliga a la mayoría de las personas a repetir una cansada rutina día tras día.

7 mitos sobre el cerebro que siempre creíste reales

El cerebro es la estructura más compleja del Universo. El desarrollo de un órgano tan sofisticado llevó millones de años, desde los organismos más primitivos y hasta su versión más completa, el del homo sapiens.
10 mil millones de neuronas estimuladas por impulsos eléctricos que crean puentes de información donde se almacena el conocimiento, la memoria, destrezas, movimientos finos y cada uno de los pensamientos de cada hombre desde los orígenes de la conciencia.

El pensamiento abstracto, la capacidad de crear un lenguaje, la transformación del entorno a través de la consciencia y la aplicación del trabajo humano hacen a este órgano el más potente de cualquier ser vivo.
La información que poseemos sobre su funcionamiento es básica comparada con cada una de sus estructuras.
Los mitos sobre el cerebro, su uso y alteración se propagan por toda la red como verdad sin comprobaciones de por medio.

El efecto de la música clásica en el cerebro de los más pequeños, el uso mínimo de la humanidad de la materia gris, el alcohol que destruye a las neuronas y las grandes diferencias entre la corteza cerebral de hombres y mujeres son algunos de los mitos más aludidos cuando se habla del motor del sistema nervioso central. Conoce la realidad detrás de éstas y otras grandes falacias que rodean al cerebro:

Sólo utilizamos el 10% del cerebro

En 1907, uno de los primeros hombres en estudiar de lleno las conexiones neuronales, William James, afirmó que los humanos sólo utilizaban una pequeña parte de todos sus recursos mentales.
En ese mismo año, un periodista popularizó la frase agregando el 10% para obtener mayor impacto, tergiversando la idea original de James.
La noción se viralizó y un ejemplo de su aplicación incorrecta es «Lucy» (2014), donde Morgan Freeman actúa como un neurólogo que respalda el dato. En realidad, los humanos utilizan cada parte de su cerebro dividido en lóbulos, que funcionan para acciones específicas, mas no simultáneas.

La música clásica mejora el desarrollo cerebral

Un mito urbano reciente tomado como verdad por un sinfín de padres que, preocupados por el desarrollo neurológico de los más pequeños, reproducen a Mozart sin parar en el vientre materno, durante la siesta, en la comida o a la hora del baño de los bebés.
Un famoso estudio de 1993 de la Universidad de Irvine, California, se encargó de alimentar esta ficción después de hacer un test de inteligencia a 36 estudiantes que escuchaban música clásica. La noticia fue replicada con gran velocidad y a raíz de su divulgación, decenas de estudios han tratado de demostrarlo de nuevo sin éxito, llegando a la conclusión de que este principio carece de sustento científico.

Las neuronas dejan de producirse en la edad adulta

En la antigüedad, algunas culturas creían que el semen era la sustancia vital de los hombres, de modo que si un varón eyaculaba con frecuencia, podía agotar su reserva total y así morir poco a poco.
Esta lógica está presente en un mito con respecto a la unidad anatómica del cerebro, las neuronas: mucha gente cree que aparejado al desarrollo físico, el desarrollo neuronal se detiene al llegar a la etapa adulta.
El estudio científico que echó por tierra esta noción fue realizado en 2014 por un equipo del Instituto Karolinska en Suecia, que demostró a través de la prueba de carbono 14 como un grupo de neuronas eran mucho más jóvenes en adultos mayores de lo que se pensaba.

Los cerebros masculinos funcionan mejor para la lógica, los femeninos para la empatía

Una sólida base del edificio discursivo del machismo se desmorona después de comprobar que el cerebro del hombre no está mejor capacitado para las matemáticas o las ciencias duras, mientras que el de la mujer se concentra en los sentimientos y la empatía.
Por supuesto, existen pequeñas diferencias en este órgano según el sexo y son contrarias a la sabiduría popular: el hipocampo, encargado de la memoria, es mayor en mujeres, mientras que la amígdala, asociada con las emociones, es mayor en el sexo masculino. Todos los resultados de pruebas y exámenes relacionados con la mayor capacidad según el sexo para una actividad determinada, están poderosamente influenciados por los factores culturales y nada tienen que ver con la estructura cerebral.

Resolver crucigramas mejora la capacidad de tu memoria

Durante años, las revistas de crucigramas fueron anunciadas como la fórmula para fortalecer las relaciones neuronales encargadas de la memoria. Después de más de una decena de estudios científicos de todas partes del mundo, la comunidad neurocientífica llegó a la conclusión de que resolver crucigramas es una estupenda forma de ejercitar el cerebro, poderosamente útil sólo para aumentar la destreza y velocidad mental cuando se trata de resolver otros crucigramas. Ninguna ventaja cognitiva o de memoria se asocia a la práctica continua de este pasatiempo.

El tipo de aprendizaje mejora la retención de conocimiento

En la pedagogía moderna, los «tipos de aprendizaje» son una teoría que se esparce como un virus por salones de clase, cursos, conferencias y coloquios ante los más incautos, que en aras de mejorar su experiencia para aprender, meditan profundamente si su aprendizaje se basa en los estímulos visuales, auditivos o kinestésicos.
La mala noticia es que ningún «tipo de aprendizaje» es mejor que otro en términos generales y el conocimiento de un grupo no depende del sentido que utilice para aprender, sino del grado de atención y estímulos. Las neurociencias han demostrado hasta el cansancio que el proceso de aprendizaje depende de cada individuo y como tal, las estrategias varían dramáticamente en función de la capacidad de retención y comprensión.

Tomar alcohol acaba con las neuronas

El dolor de cabeza después de una noche de alcohol sin medida, no se debe a la muerte de neuronas ahogándose en tu trago favorito. Una investigación en 1993 del Instituto Bartholin de Dinamarca, estudió los cerebros de cadáveres de alcohólicos crónicos para determinar si los daños cerebrales sufridos por esta enfermedad se debían a una reducción del número de células del cerebro. Los resultados demostraron que poseían igual cantidad de células que un grupo de hombres abstemios al momento de su defunción. El alcoholismo crónico –especialmente en un corto periodo de tiempo– puede dañar las conexiones neuronales, pero se pueden regenerar inmediatamente después de dejar de beber. De la misma forma, largos periodos de beber alcohol sin caer en adicción no muestran disminución alguna en el número de neuronas del cerebro.

Los misterios de la complejidad de la materia gris siguen siendo una incógnita cuya resolución puede poner fin a temas tan controvertidos como la existencia del alma, el desarrollo de la conciencia o la inteligencia.

4 mitos sobre la herencia genética que siempre creíste ciertos

La inteligencia, el color de ojos, el carácter y hasta la orientación sexual: crear un bebé no es un manual de cocina, donde repetir paso a paso una y otra vez da como resultado un producto idéntico al que sólo hace falta agregar alguna modificación al gusto.

En realidad, cada encuentro entre un gameto masculino y femenino es único y tiene como resultado un producto igualmente irrepetible de entre miles de millones de humanos.

A pesar de los esfuerzos científicos, buena parte de la gestación humana y su impacto en el desarrollo de habilidades complejas, como la inteligencia, aún siguen siendo un misterio. ¿Crees que la inteligencia y el color de los ojos dependen de la madre, mientras que el carácter de un bebé está dispuesto por su padre, o que el tamaño del cerebro es un rasgo inequívoco de la capacidad mental de un niño? Descubre cuáles son los mitos más recurrentes sobre la herencia genética en estos 4 puntos:

La inteligencia se hereda de la madre

Este mito surgió a raíz del descubrimiento de que las discapacidades mentales se encontraban más frecuentemente ligadas con el cromosoma X y erróneamente, se pensó que tal cromosoma era el encargado de definir los rasgos intelectuales heredados.
Por lógica simple, la conclusión de entonces fue que las mujeres (que aportan dos cromosomas X) tenían mayores posibilidades de transmitir la «inteligencia» a sus hijos.

En realidad, ningún rasgo depende enteramente de la información genética específica del padre o la madre, mucho menos la inteligencia, un concepto complicado y diverso que no sólo involucra una predisposición genética, también carga con factores sociales que definen la capacidad de cada individuo de resolver problemas complejos.


Es posible elegir el sexo del bebé

Dietas, elección deliberada de espermatozoides en la fecundación in vitro o elegir una posición sexual específica son algunos de los mitos populares que se aconsejan con la intención de elegir el sexo de los descendientes.
Sin embargo (y a pesar de que algunos estudios demuestran un alto índice de efectividad al momento de escoger entre niño o niña) la realidad es que no existe una certeza absoluta en las distintas técnicas preimplantacionales para determinar el sexo de un bebé.


A cerebros más grandes, mayor inteligencia

Se trata de un mito recurrente en lo que refiere a una de las características más deseadas en los descendientes: la inteligencia. Desde el siglo XIX, la noción de que el tamaño de la masa gris correspondía proporcionalmente a la inteligencia se estableció como norma, pero hoy sabemos que no existe relación alguna entre el tamaño y la capacidad del sistema nervioso central.

La mejor evidencia está en el reino animal: los elefantes y las ballenas tienen un cerebro mucho mayor en volumen que los humanos; sin embargo, tales especies no son más inteligentes que nosotros.
Estadísticamente, las personas que tienen un cerebro más grande de lo normal (condición conocida como megaencefalia) suelen obtener calificaciones más bajas en pruebas de inteligencia que el promedio.


Existe un gen de la homosexualidad

Desde hace un par de décadas, la idea de que existen ciertos genes que predisponen la orientación sexual de los individuos ha aterrizado en estudios científicos y artículos que anuncian su descubrimiento. Se trata de una premisa que resulta paradójica en términos evolutivos, pues dada su naturaleza, un rasgo como la homosexualidad no podría transmitirse genéticamente de generación en generación.

Tal y como los vicios, las preferencias sexuales están definidas por una multiplicidad de factores sociales, como las creencias, educación y otras circunstancias que nada tienen que ver con la información genética que se hereda de padres a hijos.

 

5 cosas que definen tu personalidad aún antes de nacer

Para que tú seas quien eres, millones de casualidades tuvieron que ocurrir; para comenzar, tus padres tuvieron que nacer, para que eso pasara, debió pasar lo mismo con sus respectivos padres y para lograrlo, los padres de sus padres. Así hasta el infinito.

Cada uno de esos encuentros precisó un momento exacto, un segundo justo y decisivo para dar el resultado de una sola vida; los miles de procesos posteriores determinaron que nacieras en las condiciones en que lo hiciste. Esto sin contar que a partir de la primera vez que tus ojos vieron el mundo, llegó a ti de golpe, un millar de información visual, auditiva, táctil y hasta olfativa.

Existen fetos adictos. Antes de dar su primer respiro en este mundo, se han vuelto dependientes a la sustancia que su madre no paró de consumir durante su embarazo: heroína, crack, metadona e incluso, alcohol.

¿Qué determina ser lo que somos?

Tu sexo

En un segundo exacto, 250 millones de espermatozoides se abrieron paso para fecundar un óvulo —que había madurado por décadas y justo ése había sido liberado— y sólo uno de estos cientos de millones logró sortear la barrera. En ese momento se decidió tu sexo: el espermatozoide contenía la información cromosómica que te hace ser quien eres.

Tu rostro

Todas las caras del mundo son diferentes, ¿cómo logra esto la naturaleza? En parte sigue siendo un misterio, pero lo que sabemos es que juega con combinaciones de las 14 estructuras que la elaboran. La forma de tu nariz, ojos, labios y el color de tu piel, está determinado por tu información genética. Estas formas se van elaborando, aproximadamente, a las 4 semanas.

Tu identidad dactilar

Cerca de las 10 semanas de gestación se crearon tus huellas digitales. Esas que son únicas en el mundo y con las que ahora te identificas para cualquier tipo de trámite oficial. Por este mismo periodo, tus neuronas se producen por cientos de miles a cada minuto.

Tu lateralidad

Llegando a las 11 semanas, decidiste usar tu extremidad derecha o la izquierda, estableciéndose así, si serías zurdo o diestro. Aunque se sabe que conforme crecemos, el medio nos adapta a tomar cierta inclinación, es en este punto donde comienza a dibujarse la elección lateral.

Tus emociones

Aunque hay opiniones divididas al respecto, nuestro carácter puede condicionarse desde el vientre. Existen numerosas teorías que apuntan que, los estados anímicos de las madres afectan directamente al feto y que éste cambia la manera en la que ve el mundo dependiendo de ello. Podrías tender a la depresión o a la ansiedad, todo según tus experiencias embrionarias.

Además de estos, hay otros factores que te determinan a ser quien eres.
Sólo por mencionar algunos: el lugar donde naciste, el momento histórico y político donde comenzaste a desarrollarte, la lengua materna, si tuviste hermanos o no y más, pero estos últimos dependen del contexto social y las experiencias de vida, no de los genes que determinan tu ADN desde el vientre materno.

Por qué lo monos siguen siendo monos y otras preguntas sobre la teoría de la evolución

En todo el mundo (excepto en Turquía), la teoría de la evolución forma parte del conjunto de conocimientos que a todo niño se imparten durante la educación básica.
¿Cuáles son las principales dudas que aquejan al gran público sobre uno de los pilares de la ciencia moderna?

Aquí algunas de ellas:

“¿Por qué la evolución no explica el origen de la vida?”

La teoría de la evolución es una explicación científica del devenir de la vida en la Tierra que describe la forma en que las especies cambian a través del tiempo y cuáles son los factores que influyen en tales transformaciones.
A pesar de que la evolución está íntimamente relacionada con el estudio de los albores de la vida, no se trata de un intento por determinar el origen de la misma, sino la diversificación y multiplicidad de sus formas.
La evolución no explica (ni pretende explicar) el origen de la vida.

¿Por qué los monos siguen siendo monos y no evolucionan en humanos?”

Esta duda es una de las más frecuentes en el gran público y es frecuentemente utilizada como un “argumento” desde la religión y otros sectores escépticos de la evolución.
El error argumentativo parte del malentendido de una premisa básica: los humanos no provenimos del mono.
En realidad, ambas especies tenemos un ancestro común ‘reciente’, a tal grado, que compartimos más del 90 % de similitud genética con los chimpancés. Sin embargo, eso no significa de ningún modo que el proceso evolutivo de los simios siga el mismo curso que el humano.

“La evolución es sólo una teoría”

La teoría de la evolución –como el resto de teorías científicas– nació como un postulado que trataba de explicar la transformación y el origen de las especies a través del tiempo.
El propio Darwin estructuró un conjunto ordenado de principios causales y relaciones que dieron cuerpo a la evolución darwinista, misma que se comprobó a través del estudio de cientos de especies vivas alrededor de la Tierra.
Además de una teoría que explica de forma satisfactoria la realidad, con hipótesis demostradas una y otra vez, la evolución es un hecho histórico y biológico que de acuerdo con el razonamiento científico, hoy día resulta innegable.

“¿Por qué los humanos no seguimos evolucionando?”

El objetivo de la evolución es la creación de organismos mejor adaptados al medio para su subsistencia.
En el caso de los seres humanos, la capacidad de razonamiento y la conciencia han cambiado drásticamente las necesidades que hace 20 mil años aquejaban a nuestra especie.
El uso de la tecnología y el conocimiento en áreas como la medicina, la agricultura o la ingeniería han facilitado nuestra vida, por tal motivo, el proceso evolutivo de los humanos es distinto al del resto de seres vivos y está influenciado por los factores anteriormente descritos, pero esto no significa que la evolución no está en marcha en nuestra especie.

Gorgojos chinos: la peligrosa técnica que promete curar cualquier enfermedad

El escaso sustento médico de los «remedios milagro» hace que recurrir a ellos signifique poner en riesgo tu salud.

La medicina tradicional está cada vez más preocupada por las llamadas terapias alternativas. Tan es así que a principios de 2017, el Colegio de Médicos de Madrid eliminó la acupuntura, la homeopatía y la medicina naturista de su programa educativo y tampoco aceptará ofrecer cursos y conferencias sobre ellas.

Dicha decisión fue tomada a partir de la proliferación de embaucadores y charlatanes que ofrecen «alivio o curaciones totales» a enfermedades por medio de remedios naturistastécnicas engañosas que según investigaciones científicas, carecen de evidencia clínica suficiente para considerarlos terapias eficaces.

Estos pseudomédicos han llegado a los peligrosos límites de vender remedios como la solución mineral milagrosa (MMS) o clorito de sodio, una especia de lejía promovida como una medicina para curar enfermedades graves como el cáncer o incluso el autismo.

Dentro de este amplio universo de la medicina alternativas, destaca la presencia de algunos insectos como remedios para la cura de distintos tipos de enfermedades, pues son por demás conocidas las propiedades nutrimentales que aportan al organismo. Desde épocas inmemoriales, los insectos han formado parte de la dieta de los seres humanos, pero su papel en la medicina tradicional resulta poco difundido en Occidente.

¿Qué son los gorgojos chinos?

Los gorgojos chinos o chinitas, un tipo de escarabajo conocido científicamente como tenebriónido y perteneciente a la familia de los tenebrios, son un ejemplo claro de ello: su consumo ha sido promovido para tratar distintas enfermedades como diabetes, artritis, psoriasis, artrosis, mal de Parkinson, asma e incluso cánceres agresivos. Sin embargo, las personas que consumen estos insectos como tratamiento médico corren un grave riesgo: los animalillos contienen un químico corrosivo causante de dolores abdominales, sensación de quemazón, diarrea, vómitos e incluso la muerte: la benzoquinona.

La ingesta de gorgojos chinos como tratamiento médico (llamado coleoterapia) se realiza mediante un método matemático sencillo: hay que comer uno el primer día, dos el segundo, tres el tercero y así de manera sucesiva hasta llegar a 70 insectos y días. Después se hace una pausa de una semana y se reanuda la ingesta pero de manera regresiva. Los insectos se deben ingerir vivos, nunca deben ser mordidos sino tragados con agua, yogur o en cápsulas como las de los medicamentos tradicionales.

Este tipo de escarabajo se cría en frascos de vidrio y se alimenta con pan de salvado, maní con cáscara sin tostar, fruta y azúcar procurando un ambiente cálido y con poca luz (ya que suelen ser más activos por la noche); provocando que muchas personas abran su propio criadero de gorgojos. Cuando los gorgojos mueren en el estómago, liberan proteínas y sustancias benéficas como la coleotoxina, que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico del organismo, pero nunca ataca la enfermedad. Según testimonios, las personas que han probado esta terapia afirman notar resultados positivos al cabo de diez días.

La realidad es que, tal y como ocurre con todos los productos milagro, son pocos los estudios científicos que avalan que los gorgojos chinos poseen propiedades curativas, a pesar de que sus defensores han afirmado que otra de las sustancias que despiden una vez muertos, la quinona, ayuda a destruir células malignas (el riesgo es que también hace lo mismo con las células benéficas).

Uno de los pocos estudios realizados relacionados con lo anterior fue el de 2011, publicado por el Journal of Ethnopharmacology, donde se explica que un extracto de gorgojos chinos puede reducir el crecimiento de células tumorales en más de un 70 %, además del daño en el ADN de células cancerosas. Asimismo se ha dicho que tienen la capacidad de aumentar los niveles de energía en los pacientes que los consumen, haciendo que su humor y disposición se vean favorecidos ampliamente

Comenzaron a ser parte de la medicina tradicional china y japonesa para tratar problemas como lumbagos, tos y asma, debido a que ayudan a desinflamar. Sin embargo, para los que no ven un remedio medicinal en ellos, se tratan de una plaga capaz de provocar neumonía cuando la ingesta es excesiva.

Los efectos que tienen las pantallas en los ojos de los niños

La escena se repite con más frecuencia y durante más tiempo. En la actualidad niños y adolescentes pasan muchas horas del día frente a las pantallas. Su acceso es variado, ya sea para jugar, mirar una película, escuchar música, buscar información o para comunicarse con los demás. Pero su uso desmedido implica graves consecuencias, según han alertado distintas organizaciones mundiales, ONGs y especialistas.

En el informe «El estado mundial de la infancia 2017», elaborado por Unicef, se analizó por primera vez de manera integral las diferentes formas en las que la tecnología afecta la vida y el desarrollo de los más chicos. Un detalle de los peligros y las oportunidades de los tiempos digitales que corren.

Un estudio realizado en 2015 por Ruth Milanaik (pediatra científica estadounidense), reveló que el 58% de los menores de 2 años había utilizado un dispositivo móvil. Por su parte, Aric Sigman (licenciado en Ciencias de la Psicología y Neurofisiología del Comportamiento) publicó en 2012 un trabajo que estimaba que los pequeños pasarían 360 días pegados a las pantallas antes de cumplir los 7 años.

En este contexto, ¿el temor de los adultos es injustificado? La respuesta es no. «Recientemente, la Academia Americana de Pediatría recomendó que ningún menor de 18 meses use dispositivos electrónicos.
Dimitri A. Christakis (pediatra, epidemiólogo y miembro de la Academia Americana de Pediatría) reveló que la exposición a pantallas a tan corta edad genera un impacto negativo en el desempeño académico y social, porque reduce la capacidad de atención. En segundo lugar, investigadores de la Universidad de Wisconsin demostraron que estos chicos presentan dificultades para conciliar el sueño y tienen fases REM (sueño profundo) de menor duración»

Problemas oculares

Otro tema no menor en la precoz exposición a las pantallas es la alta incidencia de miopía (defecto refractivo que dificulta la visión de lejos). «En países del extremo oriente donde la incidencia de miopía rondaba el 40%, subió al 80% en menos de 20 años. En Argentina y la región, el índice ronda el 30%. Esta patología se produce por un aumento del reflejo de acomodación/convergencia y su acción sobre el músculo ciliar, fenómeno que facilita el aumento del largo del globo ocular y, por lo tanto, de la miopía»

Pautas para tener en cuenta

  • Las pantallas no son recomendadas para los menores de dos años, cuanto más tiempo se pueda restringir el acceso a ellas mejor será su desarrollo
  • Hasta los cuatro años sería ideal no superar la hora diaria de exposición y luego de los cinco años hasta dos horas por día.
  • Descansar la vista cada 20 minutos. Para eso basta con mirar a un objeto lejano y parpadear varias veces durante 20 segundos.
  • Evitar que usen dispositivos lumínicos antes de dormirse.
  • Comunicar a los chicos que un adulto estará al tanto de sus actividades en línea. Una opción para facilitar esto es ubicar la computadora en un lugar común del hogar como el living donde la pantalla sea visible.
  • Elegir un sitio adecuado como “página de inicio”. Armar y supervisar una lista de sitios favoritos.
  • Enseñar a los niños a consultar antes de facilitar datos personales mediante e-mails, chats, foros o formularios.
  • Intentar navegar y chatear de manera frecuente junto a aquellos que se inician en Internet.
  • Conversar con los niños acerca de las actividades que realizan en línea del mismo modo que de otra actividad cotidiana. Hablar también sobre situaciones desagradables que hayan vivido en relación a Internet.
  • Lo principal es que los padres estén atentos a lo que los chicos informen, es importante escucharlos y acompañarlos en estas etapas de descubrimiento.

¿Cómo funciona la anestesia en nuestro cuerpo?

10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2 …black out

Una parte de ti ha sido anulada. No recuerdas, no puedes moverte. Respiras y tus signos vitales continúan con regularidad pero no estás soñando, ni pensando, ni sintiendo… estás anestesiado.

En lo siglos pasados, más de la mitad de los pacientes morían a causa del dolor producido por las heridas y el trauma que causaba una intervención quirúrgica, no por la enfermedad en cuanto tal —sólo hay que imaginar lo que significaría para alguien ver y sentir cómo un cuchillo atraviesa su piel hasta llegar a sus órganos—.

 Debido al horrible suplicio que vivían los pacientes, se buscaba un estupefaciente que aniquilara las sensaciones por un rato, sin que eso expusiera la vida. Así, se ensayó con alcohol, opio, mandrágora e incluso se propinaban fuertes golpes en la cabeza para llegar al estado de inconsciencia.

Más tarde se dio con el primer anestésico general: el éter dietílico. Al principio, fue usado como una droga, pronto se percibió que cuando los consumidores estaban en este estado no sentían dolor. Así pasaron los siglos y los anestesistas perfeccionaron los medicamentos y métodos para llevar a alguien a no sentir nada. En nuestros tiempos se combinan agentes inhalatorios e intravenosos para llegar a este efecto deseado.

¿Cómo funciona?

Tal vez no te guste esta respuesta pero… no se sabe. Es decir, la ciencia conoce cuáles son las reacciones orgánicas con la interacción de los anestésicos, pero aún se desconoce cómo es que esto funciona. La explicación más aceptada es que los anestésicos disuelven parte de la grasa presente en las células cerebrales, modificando las actividades celulares. Eso impide la actividad normal de los neurotransmisores sin afectar las funciones vitales del organismo.

Ahora bien, hay que distinguir entre anestesia local y anestesia general. La primera es mucho más estudiada y no implica tanto alboroto porque sólo se inhibe la percepción de una parte del cuerpo. Los anestésicos locales, como la Novocaína, logran bloquear los impulsos nerviosos de una parte específica no lleguen hasta el cerebro pues impide la transmisión a los centros del dolor localizados en el sistema nervioso central.

 En cuanto a la general, se sabe poco, pero se conoce que producen reducción en la transmisión nerviosa en las sinapsis, lo que hace que no se reciba ningún tipo de estímulo en ninguna parte del cuerpo. Aunque sí se conocen los efectos, todavía se desconocen los mecanismos moleculares que interactúan.

 La anestesia general no sólo evita el dolor, también produce hipnosis, analgesia, estabilidad hemodinámica y relajación muscular. Esto es un combo perfecto: quita el miedo, la tensión y el dolor físico —claro, aparece luego de despertar—.

A muchos les preocupa la falta de conocimiento de las consecuencias que la anestesia pueda tener a largo plazo. Algunos han cuestionado su aplicación. Sin embargo, gracias a ella se han salvado millones de vidas. ¿Imaginas cómo sería un transplante de riñón la extracción de una muela, un parto o una operación a corazón abierto sin anestesia?.

Con información de Cultura colectiva

¿Qué tipo de ateo eres según la ciencia?

«Ateos es la palabra que designa a todas las personas que no creen en Dios. Sin embargo, aún entre ellos hay diferencias»

lgunos pierden la fe en el camino; a otros, las dolorosas circunstancias se la roban y algunos más nunca la han tenido.

«Ateos es la palabra que designa a todas las personas que no creen en Dios. Sin embargo, aún entre ellos hay diferencias». Así lo dio a conocer un estudio elaborado por la Universidad de Tennessee.

«Felicitaciones, no creyentes. Son como todos los demás» afirmó Thomas J. Coleman III, el investigador a cargo del proyecto a la revista Raw Story.

La idea –dijo– era demostrar que los no creyentes no eran personas esencialmente distintos a los que sí creen.
En ambos casos, existen diferentes «corrientes». Según esta investigación, existen fundamentalmente 6 tipos de personas ateas:

1.Ateo/agnóstico intelectual

Se trata de individuos que buscan educarse a sí mismos por la vía intelectual. Buscan información certera y les interesa sumar conocimiento sobre diversos temas relacionados con la filosofía y la ciencia. Gustan de discutir con argumentos lógicos la imposibilidad de la existencia de Dios.

2. Ateos activistas

Están preocupados por los Derechos Humanos y las luchas de diversidad sexual, medio ambiente, protección animal, feminismo y más. Ven en la religión un enorme riesgo de represión por lo que luchan contra su imposición. No sólo se manifiestan contra ella, sino que consideran que deben convencer a las personas de que Dios no existe. Según el estudio, son los menos narcisistas.

3. Ateo/agnóstico buscador

Estas personas no dudan tal cual de la existencia de Dios, sino reconocen el límite humano y la falta de pruebas para comprobarlo. Por ello, permanecen escépticos a quienes defienden asiduamente la idea de Él, pero también a quienes aseguran que es una farsa. Se mantiene en un punto medio. Según el estudio, muchos de ellos son más felices que los creyentes.

4. Antiteísta

No es que crea, sino que no quiere creer. Opina que la religión y todo lo que deriva de esta es nefasto y que sólo daña a la humanidad, hundiéndola en la ignorancia y el conformismo. Ve en la fe un peligro social, político e intelectual, por lo que abiertamente la rechaza y ataca. Son más radicales que los ateos activistas.

5. No teísta

Nunca han tenido una religión. Desde su nacimiento, es un tema en el que simplemente no han reparado. Por eso permanecen completamente apáticos a la discusiones sobre la existencia de Dios. No fueron inculcados en credo alguno. Carecen de tienen un sistema de creencias trascendental y no tienen problema con ello.

6. Agnóstico ritual

Son personas que no creen pero sí siguen las tradiciones —como Navidad, bautizos, bodas o clases de yoga, meditación u otro tipo de eventos con carácter espiritual— sin estar comprometidos del todo.

«Es útil comprender que los ateos no son todos iguales, de la misma manera que las personas religiosas no son todas iguales», dijo Dave Muscato, miembro de American Atheists, una organización estadounidense que vela por la defensa de las personas ateas.

En el futuro, según los investigadores, podrían contarse hasta 32 tipos de ateísmo. Las cosas van cambiando y las creencias sobre Dios —o una multitud de dioses— también. Lo importante es ser coherente con lo que se cree y cómo se actúa. Intentar convencer a otro de tu postura es inútil y además innecesario para alguien que esté conforme con cómo piensa al respecto.